Mons. Giampaolo Crepaldi, arzobispo de Trieste (Italia) ofició una Misa en el Santuario mariano de Monte Grisa con motivo del fin de la «Peregrinatio Mariae». El prelado pidió rogar «a la Madre de Dios por la familia» ante los continuos ataques que está sufriendo en Occidente. El arzobispo calificó dichos ataques como «una especie de suicidio de la humanidad» y reafirmó la doctrina católica sobre la indisolubilidad del matrimonio.
(InfoCatólica) Mons. Crepaldi aseguró que «hoy, la defensa de la familia y la alianza matrimonial es más que nunca una frontera inviolable para el futuro de la humanidad, porque los ataques contra el matrimonio como alianza entre un hombre y una mujer son una especie de suicidio de la humanidad, especialmente en nuestros países occidentales».
«Desde el punto de vista cristiano», anadió, «es un error afirmar que la relación fundamental entre un hombre y una mujer sea meramente un producto de la sociedad o de la cultura, una `concesión´ de un gobierno o una construcción humana». Y advirtió que «los hijos no son un producto de la sociedad ni del Estado. Los gobiernos no pueden arrebatar a los padres su responsabilidad primaria respecto a los hijos ni negar a esos hijos el derecho de crecer con su madre y su padre».
«En Cristo», explicó el arzobispo italiano, «el estado natural del matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer en el sacramento matrimonial, signo e instrumento de su gracia y de la relación del propio Cristo con la Iglesia. Esta gracia es un acto de misericordia, el sello de la alianza conyugal. Es algo en lo que podemos creer con total confianza, un don que debe preservarse»
Ante los intentos dentro de la propia Iglesia de devaluar el valor del matrimonio y su indisolubilidad, el prelado concluyó sentenciando: «La indisolubilidad del matrimonio es una gracia y no un problema que nos lleve a buscar excepciones».