Hace unos meses vimos partir a mi querido amigo René Almánzar, conocido ampliamente como tio René, era miembro de una respetada familia de un municipio de la provincia de La Vega.
Tio René se fue de este mundo con su habitual sonrisa a escasas horas de completar 8 décadas, las cuales siempre utilizó para hacer reir a todo aquel que pasaba a su alrededor. Un personaje cargado de mucho humor pero con mucha seriedad, era un amante del campo y la agricultura, de estatura limitada pero con una mente amplisima. Tuve la oportunidad de conocerlo y tratarlo en casa de su hermana Maria a quien siempre utilizabamos para el uno saber del otro. Cuando se referia a mi persona siempre lo hacia dejando muy claro que era Julio el prieto. Esto asi, porque su sobrino del mismo nombre que yo, es de piel blanca.
Tio René cerró sus ojos un dia que muchas personas del arte internacional tambien lo hacian, al parecer Dios necesitaba esos talentos en el cielo. Con su partida no solo su familia se enlutó una comunidad completa lamentaba su deceso. Ya no verian más aquel agricultor que pasó la mayor parte de su vida labrando la tierra y animando a todos a su paso, su sonrisa siempre a flor de labios.
Aquel dia solo algunos minutos tardó para llegar a la presencia del padre, no sin antes, la naturaleza vestirse de gris como ocurrió aquel dia en que Jesús partió al paraiso.
Para la comunidad donde nació, su legado siempre va a estar presente; pues lo verán en los niños que juegan y corren, en los adultos que apoyan a los más jovenes, en las hojas de los arboles y en los rios que bañan las negras tierras de su comunidad.
Por mi parte estoy seguro que su recuerdo siempre va a estar en el rinconcito de mi corazón, aquel mismo que le otorgué
en la postrimeria de la década de los 90's.