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lunes, 19 de mayo de 2014

Los alcances de la delincuencia

En días recientes, habrán algo más de 20, un eminente ciudadano, agricultor, ex miembro junto a quien suscribe de la “junta de regantes Enriquillo” y profesor pensionado por su larga labor educativa en la comunidad de los ríos de esta provincia, fue atracado por dos mozalbetes, uno de unos 16 años y el otro mayor de edad, al cual en el forcejeo y golpeo, le arrancaron más de ocho mil pesos que portaba en uno de sus bolsillos.
A quién suscribe, el señor Alfredo Matos Segura le narró el episodio, en el que su comienzo se marcó en un colmado de la calle Venezuela de su comunidad, donde los delincuentes lo abordaron para que le regale un Brugal, el se negaba pero a la insistencia, casi obligatoria, el accedió a entregarles doscientos pesos, y en la entrega ellos pudieron ver que tenía más dinero.
Estaba oscureciendo, me contaba, cuando al llegar a lugares solitarios al sur del encuentro, se sintió de repente, inmovilizado, con una llave de esas de los luchadores, por la espalda y mientras se recuperaba y repelía la acción violenta, sintió que le introducían en el bolsillo del dinero y lo sacaban, el que lo hizo, el menor, que los identificó de inmediato, él se enfrentaba con el otro, cayendo ambos en el canal, a después de golpes y lucha cuerpo a cuerpo, logró escaparse el otro caco.
Se querelló formalmente, los procesaron y con gran dolor e impotencia se quejaba de las autoridades que soltaron a los maleantes, aduciendo principalmente minoría de edad, siguió el proceso y finalmente me narró de nuevo, 5 días antes de quedar fulminado por un infarto, de acuerdo a las informaciones familiares, que al mayor de edad, con más de 25 años y al menor lo liberaron por su condición de edad, aunque con una capacidad de daño igual a cualquier adulto fornido.
Alfredo Matos pudo haberse muerto en la fecha en que ocurrió, por designios de la vida ó por lo que muchos decimos, que le llegó la hora, pero a nosotros que le vimos el semblante, la cara de sufrimiento e impotencia, no nos convence nadie de que ese infarto no fue acelerado, cuando no, causante principal de ese deceso a destiempo. Le contaba don Alfredo a su amigo Rigoberto Cuevas, la noche antes de su fallecimiento, que estaba muy adolorido en su cuerpo, por los golpes y forcejeos recibidos.
La república Dominicana tiene que despertar y ser más certera frente a la delincuencia y sobre todo hacer hincapiés en la participación de menores, los cuales se burlan de la ciudadanía con salida de la cárcel, este señor se quejaba amargamente de verse en las calles junto a sus atracadores, las fiscalías tienen que ser más responsables frente a la ciudadanía, y en aquella comunidad se siente mucho ruido al respecto.
POR JOSE ANTONIO MATOS PEÑA.