(Agencias) En un comunicado difundido hoy por la oficina de prensa del Vaticano, se explica que el papa ha sido informado «ampliamente y objetivamente de la situación en la diócesis de Limburgo, en la que se ha creado una situación en la cual el obispo Franz-Peter Tebartz-van Elst en el momento actual no puede ejercitar su ministerio episcopal».
La nota añade que se ha creado una comisión para realizar «un profundo examen sobre la construcción de la sede episcopal» y que «en espera de resultados sobre esta investigación y las posibles responsabilidades» el vicario general Wolfgang Rösch administrará la diócesis de Limburgo.
«La Santa Sede considera oportuno autorizar a Franz-Peter Tebartz-van Elst un periodo de permanencia fuera de la diócesis», es la fórmula utilizada para apartar al obispo.
El pasado 21 de octubre, el papa Francisco recibió en el Vaticano al obispo de Limburg, quien llevaba varios días en Roma para poder hablar con el papa y explicarle su versión de los hechos.
El escándalo estalló después de que los medios de comunicación alemanes denunciaran el lujoso estilo de vida del prelado y que las obras de su nueva residencia episcopal ascendían a 40 millones de euros, frente a los 5,5 millones inicialmente anunciados.
Algunos días antes, el presidente saliente de la Conferencia Episcopal alemana, el arzobispo Robert Zollitsch, había informado personalmente a Francisco durante una audiencia de la situación en la diócesis alemana.
La nota añade que se ha creado una comisión para realizar «un profundo examen sobre la construcción de la sede episcopal» y que «en espera de resultados sobre esta investigación y las posibles responsabilidades» el vicario general Wolfgang Rösch administrará la diócesis de Limburgo.
«La Santa Sede considera oportuno autorizar a Franz-Peter Tebartz-van Elst un periodo de permanencia fuera de la diócesis», es la fórmula utilizada para apartar al obispo.
El pasado 21 de octubre, el papa Francisco recibió en el Vaticano al obispo de Limburg, quien llevaba varios días en Roma para poder hablar con el papa y explicarle su versión de los hechos.
El escándalo estalló después de que los medios de comunicación alemanes denunciaran el lujoso estilo de vida del prelado y que las obras de su nueva residencia episcopal ascendían a 40 millones de euros, frente a los 5,5 millones inicialmente anunciados.
Algunos días antes, el presidente saliente de la Conferencia Episcopal alemana, el arzobispo Robert Zollitsch, había informado personalmente a Francisco durante una audiencia de la situación en la diócesis alemana.