(AP/InfoCatólica) «Nos oponemos al aborto, no porque somos malos o anticuados sino porque amamos a la gente. Eso es lo que debemos mostrarle al mundo», dijo O’Malley. «Debemos amar a todos, incluso a los que abogan por el aborto. Solo si los amamos podremos ayudarles a descubrir cuán sagrada es la vida de un niño que no ha nacido».
Francisco ha realizado escasas declaraciones directas sobre el aborto, el matrimonio u otros asuntos sociales contenciosos desde su elección hace cinco meses. Muchos católicos han aplaudido el cambio de enfoque por considerar que rejuvenece a la Iglesia, pero otros temen que no combate el aborto con suficiente energía. Los predecesores inmediatos de Francisco en el Vaticano, Benedicto XVI y Juan Pablo II, dieron importancia prioritaria al aborto durante sus pontificados.
O’Malley, quien habló en San Antonio durante la reunión anual de la organización, es uno de los ocho cardenales designados por el Papa para asesorarlo sobre el gobierno de la Iglesia y la reforma de la burocracia vaticana, plagada de escándalos.
«El Santo Padre nos muestra muy claramente que nuestra lucha no es solamente una batalla política o un problema legal, sino que debemos evangelizar y humanizar la cultura, y entonces el mundo será seguro para los no nacidos, los ancianos y los improductivos», dijo O’Malley. «Si habremos de ser escuchados en el mundo de hoy, será porque la gente reconocerá la autenticidad de nuestras vidas y nuestra dedicación a construir una civilización del amor».
Francisco ha realizado escasas declaraciones directas sobre el aborto, el matrimonio u otros asuntos sociales contenciosos desde su elección hace cinco meses. Muchos católicos han aplaudido el cambio de enfoque por considerar que rejuvenece a la Iglesia, pero otros temen que no combate el aborto con suficiente energía. Los predecesores inmediatos de Francisco en el Vaticano, Benedicto XVI y Juan Pablo II, dieron importancia prioritaria al aborto durante sus pontificados.
O’Malley, quien habló en San Antonio durante la reunión anual de la organización, es uno de los ocho cardenales designados por el Papa para asesorarlo sobre el gobierno de la Iglesia y la reforma de la burocracia vaticana, plagada de escándalos.
«El Santo Padre nos muestra muy claramente que nuestra lucha no es solamente una batalla política o un problema legal, sino que debemos evangelizar y humanizar la cultura, y entonces el mundo será seguro para los no nacidos, los ancianos y los improductivos», dijo O’Malley. «Si habremos de ser escuchados en el mundo de hoy, será porque la gente reconocerá la autenticidad de nuestras vidas y nuestra dedicación a construir una civilización del amor».