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domingo, 27 de enero de 2013

La Resaca Duartiana







Hoy amanecí con dolor de cabeza, el estómago descompuesto, sin fuerza en las extremidades, muy sensible a la claridad y con mucha Sed.
Amanecí “resacao”
Los síntomas y sus causas son, entre otros…
Dolor de Cabeza
Causas: Pensar en las posiciones que Duarte tomaría con respeto a la Iglesia, a los contratos mineros, a nuestra sumisión ante gobiernos extranjeros y corporaciones y, especialmente, con relación a la puesta en mano del FMI, nuestra política económica.
Enrojecimiento y quemazón de ojos
Causas: Pensar en los efectos de los gases lacrimógenos que, en el 200 aniversario de Duarte, la policía Nacional usó contra los que defendían el patrimonio dominicano y por acordarme de que un duarte (un peso), hoy vale menos que un peo.
Trastornos del estado de ánimo e irritabilidad
Causas: Notar que muchos de los enemigos públicos de Duarte, descaradamente, encabezaban ceremonias, que más que reconocimiento a Duarte, parecían intervenciones diseñadas a recuperar capital político personal de los que han caído en desgracia del todavía anestesiado pueblo duartiano.
Dolor de estómago, vómitos y náuseas
Causas: Entre otras, la más común fue recibir invitaciones para asistir a celebraciones del 200 aniversario del nacimiento de Duarte donde se ¡“reconocerían” a dominicanos que….!
Temblores y aumento de la temperatura
Causas: Pensar en los problemas que se podrían resolver con todos los recursos, con todas las energías, con todas las coordinaciones y con todos los deseos de éxitos que se despilfarraron en lo que pudo ser, dependiendo de quienes lo realizaran, un acto de promoción personal más que un verdadero acto de reconocimiento al 200natalicio de prócer Juan Pablo Duarte.
“Delirum tremens”
Causas: Darme cuenta de que en nuestros hombros descansa la responsabilidad de terminar la “obra inconclusa” de Duarte y que hoy, casi doscientos años después, ya sea por indiferencia, por individualismo, por ignorancia, por entreguismos o por apátridas o por miedo no hemos podido cumplir.
Ne sé si es por lo inmenso de la responsabilidad o por lo desastroso de los malestares, pero prometo, como después de cada una de las anteriores resacas, que esta vez tomaré los pasos de lugar para jamás tener que pasar por otra resaca como la de hoy.
Mientras tanto, espero que Duarte entienda y me perdone.

Por FELIPE LORA.