Escuchar el nombre de Alfred potter de inmediato nos hace pensar que nos encontramos frente a un personaje de mucha relevancia y obviamente no nos equivocamos: Esa experiencia la vivi hace un casi dos décadas al encontrarme con el extrovertido Alfred Potter, quien me permitió llegar a la conclusión de que me encontraba frente a un excelente ser humano, el cual aunque lleva nombre de nortemericano, es un autentico dominicano. Criado en San Pedro de Macoris, en un hogar de buenas costumbres donde le inculcaron abrazarse a las cosas buenas y positivas y repudiar las negativas, asi como AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS y hacer felices en la medida de lo posible a todos aquellos que se encuentran a nuestro alrededor. Este orgulloso dominicano, cuyo naciemiento se registra en la ciudad de Nueva York, ha vivido toda la vida atrapado entre dos culturas.
Desde que la vida me dio la oportunidad de encontrarme con ese embajador de los ideales de Juan Pablo Duarte, desde ese mismo instante dimos riendas sueltas a una bonita y duradera amistad. La cual ha sido bendecida por Dios y cada dia se fortalece como el perfume de una flor.
He visto a mi querido amigo hacerle frente a pruebas que nos presenta la vida y siempre logra salir vencedor, eso si, siempre apegado a la verdad y a la justicia. Con la firme desición de darlo todo para que a su familia no le falte nada. Padre de casi una decena de afortunados hijos, quien ha tenido tambien que hacer la doble función de padre y madre. Resultando en ambas un triunfador. Creo que lo más importante en la vida de mi amigo Alfred es lo calculador que resulta a la hora de tomar una sabia desición ya que nunca se deja llevar por impulso.. Quienes lo conocemos y hemos tenido la dicha de tratarlo sabemos que es un fiel seguidor de las ideas del patricio Juan Pablo Duarte. A quien ha puesto en el centro de su vida, con sus palabras y sus actos. Lo mismo ha venido haciendo con Cristo a quien le dejó el control de su vida. Y es por ello que se ha convertido en un ser excepecional, a quien admiramos y respetamos, como a uno de los grandes, a quien no le importa en que lugar del mundo reside para declararse como un dominicano de pura sepa.
Escrito por Julio Vásquez.