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viernes, 1 de junio de 2012

La mano derecha del Papa, en el centro del escándalo por "VatiLeaks"

Por Tom Heneghan



La divulgación de anécdotas sobre funcionarios que él había nombrado o trasladado y pormenores sobre los proyectos que promovió o a los que se opuso sugieren un esfuerzo concertado para obligarlo a dejar su puesto.Benedicto XVI despertó recelos en 2006 nombrando a un teólogo y experto en Derecho Canónico para encabezar la burocracia vaticana, conocida como la Curia, que estaba dirigida normalmente por un diplomático papal experimentado.Una serie de contratiempos del Papa y el estilo cada vez más autoritario de Bertone para desempeñar su cargo llevaron finalmente a sus críticos a lanzar una campaña para desacreditarlo, según fuentes del Vaticano."Todo está dirigido hacia él", señaló un monseñor de la Curia que simpatiza con su jefe. "Está muy claro que quieren deshacerse de él", sostuvo.Quién está exactamente detrás de la oscura campaña de filtraciones sigue siendo objeto de especulaciones, pero los observadores de la Santa Sede sospechan de la implicación del "ala diplomática", que incluye al influyente predecesor de Bertone, el cardenal Angelo Sodano.La mano derecha de Benedicto XVI decepcionó también a algunas autoridades de la Curia aumentando su control sobre el acceso al Sumo Pontífice y menospreciando a algunos prelados italianos al relacionarse con los políticos locales, una tarea normalmente reservada para las conferencias episcopales nacionales.Algunos comentaristas ven la crisis como el inicio de una lucha de poder para cuando fallezca el Papa. "La mayoría en el próximo cónclave es lo que está realmente en juego", escribió el diario La Stampa.Con las críticas en torno a Bertone en aumento, Benedicto XVI hizo el miércoles una rara declaración de apoyo a su mano derecha y otros ayudantes. "Me gustaría renovar mi confianza y mi aliento a mis colaboradores más cercanos y a todos aquellos que cada día, con fe, espíritu de sacrificio y en silencio, me ayudan a cumplir con mi ministerio", dijo en su audiencia pública semanal.Cuando optó por un colega de confianza para que fuera su segundo en la poderosa oficina doctrinal del Vaticano, esperaba que el cardenal rigiera el Vaticano mientras él se dedicaba a asuntos más doctrinales y a escribir una trilogía sobre Jesucristo. Bertone dejó claro que la gestión interna no era su principal interés, diciendo poco después de su nombramiento que quería "ser secretario de la Iglesia más que de Estado".Sus detractores critican que viaja a menudo al extranjero, su participación en la política de la Iglesia italiana e incluso su afición por el fútbol, que perjudicaron el funcionamiento diario de la Curia, así
"Bertone hace más su trabajo fuera que dentro de los muros del Vaticano", escribió el observador de la Santa Sede Sandro Magister, un crítico habitual. "Es más fácil verlo bendiciendo un nuevo campo de fútbol en un instituto a las afueras de Roma que reuniéndose con el embajador estadounidense aquí", dijo otro monseñor, que pidió no ser identificado.






Fuente: Reuters