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lunes, 30 de enero de 2012

Preso estadounidense lucha para practicar el satanismo en la cárcel

Luis Santamaría.

Un hombre de la ciudad de York (Maine, EE.UU.) declarado culpable de asesinar a un conocido en su casa en 1999, quiere que un juez federal exija a la prisión de Maine que le permita practicar el satanismo como una religión. Lo acaba de publicar el diario Seacoast Online, en una información firmada por Deborah Mcdermott, traducida al español por la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES).

Hasta ahora, Joshua Cookson ha tenido éxito, y se encuentra ya en su penúltimo recurso de apelación. Cookson fue condenado en 2000 a 30 años de prisión por el asesinato de Robin Rainville, después de una noche en la que había bebido y consumido drogas. Cookson dijo en su demanda, presentada en el Tribunal de Distrito de EE.UU. en Portland, que ha estado practicando el satanismo a diario en la prisión estatal de Maine desde 2007.

En 2009, comenzó su búsqueda para obtener que los funcionarios de prisiones le permitan la práctica en el edificio de actividades de la prisión, donde tienen lugar las prácticas grupales de otras religiones. Según Fiscal General Adjunto James Fortin, incluyen no sólo las religiones tradicionales, sino también el paganismo y la espiritualidad indígena norteamericana.


Cookson no niega que se le permite practicar el satanismo en su propia celda, pero él quiere permiso para practicarlo con los demás. En su escrito dijo que el satanismo “responde a las preguntas fundamentales sobre la vida, la muerte, el propósito y la concepción global del universo”. También cree “sólo en el uso de prácticas y rituales no violentos… y que ningún aspecto de su práctica religiosa le obliga a poner en peligro la seguridad” del personal o de los presos.

Dijo que la realización de una ceremonia con otras personas “es una de las partes fundamentales de sus creencias religiosas”. Presentó reclamaciones dentro del sistema penitenciario y se le negó, apelando al comisionado de correcciones, en aquel momento Martin Magnusson.

Magnusson, de acuerdo con documentos judiciales, tenía una queja del año 2002 de otros reclusos que querían practicar el satanismo y había visto rechazada su petición. Entonces utilizó los mismos argumentos para rechazar la solicitud de Cookson. Se refirió a La Biblia Satánica, que defiende “la venganza en lugar de poner la otra mejilla”, “el odio a tu adversario” y “la violencia extrema”. Por estas razones, dijo que no podía permitir la práctica grupal.

Cookson, en apelación ante el Tribunal de Distrito de EE.UU., se opuso a Magnusson y, finalmente, al nuevo comisario, Joseph Ponte, que estaba de acuerdo con su predecesor. Cookson dijo que su práctica del satanismo no tiene nada que ver con la violencia y que despreciaba la violencia. “La ignorancia no es excusa para que alguien prohíba antes de tiempo una religión sólo porque les repele una secta de la misma”, escribió.

A principios de este mes de enero de 2012, la juez federal Margaret Kravchuk escribió en una recomendación de 23 páginas su acuerdo con los funcionarios de prisiones. Afirmaba que los riesgos para la seguridad de los internos eran demasiado grandes para permitir la práctica grupal. Hace unos días Cookson presentó una objeción a esa recomendación, que será parte del registro cuando el juez de Distrito de EE.UU. John Woodcock tome una decisión final. Si Woodcock decide en su contra, Cookson puede apelar ante el Tribunal del Primer Circuito de Apelaciones, dijo Fortin.

Fortin dijo que la opinión de Kravchuk tiene sentido. “El señor Cookson parece sugerir que puede practicar en paz y, hasta que alguien salga lastimado, realmente no se le puede prohibir”, señaló. Pero Cookson afirmó en los documentos judiciales que él lo ve de otra manera, diciendo que los comisionados “se equivocaron al articular, mucho menos apoyados en la evidencia, una razón secular por la que una reunión de los reclusos satanistas representa un riesgo de seguridad mayor que los presos de otras religiones”.

Cookson se encuentra en prisión por el asesinato de Rainville el 14 de enero de 1999. Según el testimonio del tribunal, los dos estaban jugando con un rifle del calibre 22 cuando Rainville comenzó a disparar dentro de la casa. Cookson dijo que tenía miedo del comportamiento de Rainville y que actuaba en defensa propia cuando le disparó 13 veces en la cabeza y el pecho. Se entregó y más tarde confesó el crimen.