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viernes, 23 de diciembre de 2011

La familia y la navidad

Felipe de Jesús Colón Padilla.
El autor es: Vice-canciller del Arzobispado de Santiago, Juez del Tribunal Eclesiástico y párroco de la Parroquia Transfiguración del Señor.


Al llegar el mes de diciembre, la sociedad mundial se prepara para celebrar las fiestas de la navidad, es decir celebrar el nacimiento del niño Jesús, nacido para nuestra salvación. Pero por desgracia no todos lo celebramos de manera correcta, pues en muchas familias se ha perdido el sentido, la esencia misma de tan magno acontecimiento. Cuantos han entendido que navidad es sinónimo de ingerir bebidas alcohólicas, comer uvas, pollo, cerdo o pavo horneado, aun más, escuchar música, bailar hasta la amanezca, y no es así. Reducir el tiempo de navidad a sólo eso, es empobrecer el verdadero sentido que tiene para los cristianos el período de navidad, que se inicia el 25 de diciembre y que culmina en la fiesta del bautismo del Señor, o sea, domingo 8 de enero de 2012. En el tiempo de navidad los cristianos celebramos el cumpleaños de Jesucristo Salvador, quien ha venido al mundo gracias al sí rotundo y radical de la virgen María, su madre, a la ayuda valiosa de José, su padre. Vivir la navidad o misterio de la Encarnación, significa celebrarlo con sentido religioso, compartiendo en familia, dialogando con los hijos, escuchando sus inquietudes, pidiendo perdón a quien hemos ofendido, dedicando más tiempo a la familia, hoy tan amenazada por la vida rápido que llevamos, y la inversión de los valores. El documento Aparecida nos recuerda, “que la familia es el tesoro más rico de la humanidad”, y como tesoro al fin, hay que cuidarlo, protegerlo del peligro y de las amenazas.
El Padre Miguel Marte, en la homilía del domingo IV de adviento, nos decía: “Si La palabra se hizo carne en María, en nosotros se hace vida; si María concibió en su vientre al Emmanuel, nosotros lo concebimos en nuestros corazones; en ella han sido meses de gozo, en nosotros semanas de esperanza. Dios ha querido que, como María, seamos templo”. (Cf. Semanario Católico, Camino, pág. 11, año 31, No.1589). Recomiendo que en familia hagamos esta oración que de seguro ayudará a fortalecer los vínculos familiares:

Bendición de los alimentos

(Se toman de las manos como signo de unidad)

1) Padre de bondad, gracias por permitirnos compartir en familia.
2) De verdad hemos sentido tu presencia en cada acontecimiento de nuestras vidas.
3) Perdona Padre de Misericordia cuando no hemos correspondido a tu palabra, porque la soberbia y el orgullo venció la sencillez y la humildad.
4) Necesitamos que nos conceda tu perdón por nuestras faltas, errores y debilidades. Sabemos que eres un Dios de misericordia, un Dios de amor.
5) En esta noche santa, que es Nochebuena, es propicio para que como familia nos pidamos perdón unos con otros. (Cada uno pide perdón a quien ha ofendido en algún momento del año).
6) Estamos convencidos que cuando Tú, Señor, derramas tu misericordia y tu perdón, desaparece en nosotros el pecado y entonces la humildad y sencillez, vencen la arrogancia, la soberbia y el orgullo.
7) Gracias, Señor por el don de la vida, el don del amor y de la amistad.
8) Haz que cada día esta familia crezca en amor, unidad, comprensión y sentido de cooperación.
9) Bendice oh Padre, estos alimentos, bendice las manos que lo han preparado, bendice al hombre del campo y de la Industria, bendícenos a cada uno de nosotros.
10) Danos Señor, hambre y sed de santidad y proporciona el pan a los que no lo tienen. Por Jesucristo nuestro Señor… Amén