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miércoles, 5 de octubre de 2011

Ser popular no es suficiente

Vilma Pandelo.


Todo el tiempo me la he pasado observando que la mayoría de las personas que han sobresalido quieren lanzarse a la política.
Vemos que si un sacerdote ha seguido una línea y llega a sobresalir, piensa que lo que hace en su sacerdocio, lo puede seguir haciendo, quizás mejor si busca un posición en la política.
Un comerciante se destaca por su visión y su amplio sentido comercial, piensa que si incurre en la política, desde cualquier posición puede contribuir a obtener logros para el sector al que pertenece.
De igual forma vemos un médico que estando en pleno ejercicio, sobresale porque es un buen profesional, se mete a político y piensa que estando en el Congreso puede hacer mucho por su gremio y por su pueblo.
Así todos los que incurren en ese error no siempre tienen suerte, porque la política es una ciencia a la cual hay que dedicarle tiempo y nunca es bueno improvisar por que se piense que se tiene aptitud para ser político, eso más bien hay que llevarlo en la sangre.
Pienso que desde la posición que uno se encuentre, no importa que sea en un comercio, en la iglesia, en un hospital, en una clínica, en el deporte, cuando una persona quiere hacer bien y ayudar a los de menos suerte no hay que llegar al Congreso, porque muchas veces esos que están arriba no miran para sus pies, se convierten en demagogos y sólo piensa para ellos.
Además un médico en la política de hecho se tiene que descuidar de su consultorio, de sus pacientes y hasta de su profesión, de lo humano se convierte en insensible y adiós el Juramento Hipocrático.
El comerciante no se concientiza y se va alejando un poco de aprovechar las asociaciones o federaciones y luchar para que se logre la estabilización en los precios de la canasta familiar.
Y ni hablar de los abogados que se alejan de su ejercicio y van en busca de un puesto para hacerse rico y lograr exoneraciones, privilegios inmunidades, embajadas y cuantas oportunidades se puedan presentar para mejorar su situación económica.
Y el sacerdote, bueno, se involucra en la política y muchas veces se olvida de sus votos y se corrompe como todos y hace cosas impropias, pero es que eso es insólito, porque no hay nada más cercano a Dios que uno que profesa cualquier culto a la Divinidad y orando puede contribuir a que el Señor envíe su gracia y provea a muchos del pan de cada día.
Pienso que el que está cerca de Dios y pide a El todo lo que necesita para vivir una vida llena de amor, fe, esperanza y prosperidad, logra todo lo que pide, pero muchos piensan que es más fácil salirlo a buscarlo, echarlo a la suerte, que esperar en el Señor, limitando hasta cierto punto la capacidad del Todopoderoso de hacer su obra, en la vida de cada uno que lo aclama como su Salvador y confía en El plenamente.
Los médicos desde sus consultorios pueden ayudar a los necesitados, buscándole medicina a los pobres, cobrando menos a los desposeídos cuando van a las consultas y muchas veces buscando patrocinadores cuando los pacientes necesitan ser
operados y no cuentan con los medios suficientes para lograrlo.
No quiero dejar a los deportistas, particularmente, peloteros que son famosos y que con los dólares que han conseguido dedican una parte a crear fundaciones con el propósito de ayudar a los pobres de su pueblo y creen que siendo famosos pueden optar por una posición política en el Congreso, por Dios, pero es que la gente está totalmente desubicada.
Como dice un viejo adagio: “Zapatero a sus zapatos”, porque no se puede pretender que se puede estar como Dios, en dos lugares a la vez; nunca segundas partes fueron buenas, y si se es médico y se incurre en la política, o se descuida de uno o se descuida del otro. Y así mismo se da en todas las posiciones en las cuales se esté.
Entiendo que la política no combina ni con la religión, ni con la educación, ni con la medicina, ni con otra profesión que no sea Ciencias Políticas, porque los que buscan ayudar siendo sacerdotes, médicos, profesores, comerciantes, deportistas, lanzándose a político, se les hace difícil volver de nuevo a su lugar de inicio para preocuparse por el prójimo, ya que el hombre cada día se vuelve más egoísta y se va olvidando más de su condición de hermano o hijo de Dios y se acerca más al mundo gobernado por el príncipe de la tinieblas que no es más que el tremendo Satanás.
Desde cualquier lugar donde se esté, y se tiene un espíritu altruista y mucha sensibilidad, pídale a Dios de corazón, con mucha fe y decisión y haga obras humanas, porque hay muchas y son muchas las instituciones que esperan por personas de buen corazón que estén dispuestas a entregarse a las obras de bien...No olvide que ser popular y famoso no es suficiente...