Por Fremio Lopez.
Como todas las actividades de la vida, las primeras versiones, a veces son dignas de elogios. En ocasiones, hasta nos producen infinitas satisfacciones.Pero la realidad es que las réplicas –salvo muy especiales excepciones- nunca llegan a alcanzar ni siquiera remotamente, el éxito y la calidad del “molde original”.
La historia registra la existencia de “Los “Fenicios”; ese laborioso pueblo mediterráneo que se distinguió por sus instintos mercuriales y que sentó precedente,a la hora de hablar de “gente con habilidades de comerciar con sus congéneres”. Casi se acuñó el adjetivo de “fenicio” para los que se dedicaban al fino arte el truéque.
Pero con el paso del tiempo, con la llegada de las copias y las versiones generadas por los granujas de la vida, la otrora digna actividad degeneró en un bazar árabe cualquiera y se institucionalizaron los mercados de pulgas; de pronto, todo el mundo era un simple “Rastro” en Madrid.
Como todo el mundo sabe que los hombres –y las mujeres por supuesto- se dividen en dos grupos: los que construyen y los que critican, los que no podemos ser parte del segundo pelotón, en ocasiones nos juntamos para reconocerlos y aunque nuestra labor es al final, es trabajar, lo hacemos con tanto desinterés y sinceridad, que ese grupo cree que lo están haciendo también que ellos mismos se engañan.
Desgraciadamente, esto sucedió solamente al principio y con el paso del tiempo, los premios de reconocimiento artístico, por ejemplo, Oscar, Ace, Grammy, Grammy Latino, Casandra, etc., son instituciones estables y respetadas y personalidades como el Chino Estrella, para nombrar un dominicano, permanecen en el imaginario colectivo como los últimos quijotes de la sinceridad.
En la actualidad, los fenicios ya no regulan el comercio de Oriente Medio. Hoy día, han sido sustituídos por nuevos mercaderes, por corsarios de la dignidad, por filibusteros de tierra; piratas de espadas afiladas y lenguas venenosas que venden a cualquier postor, lo mismo una proclama que un reconocimiento a sus éxitos y logros “ha farsantes”.
Y lo bueno es, mejor dicho lo malo, que estos personajes, malhechores de formación y candidatos a ocupar tarde o temprano una habitación en Rikers Island, La Tumba o El Bote, se han multiplicado como la verdolaga y no solo los puedes encontrar en Manhattan, Bronx, Queens, Brooklyn, State Island, sino que hasta Yonkers han llegado.
Hasta en esta apacible ciudad se han establecido estos asaltantes de caminos.
Estas aves de rapiña, carroñeros e hienas, están colocando la comunidad latina en el peor de lo lugares, mostrando que sin trabajar, es mas fácil engañar y que pueden vivir en esta ciudad como ciudadanos de primera, siendo simples orilleros, miembros de la gleba, ciudadanos de la vigandurria, representantes de la plebe que irrespeta al 99.8% de los latinos serios y trabajadores que conformamos esta urbe neoyorkina.
Hago un llamado pues a mis colegas comerciantes, a los artistas, a los oficiales electos y al público en general en su gran mayoría gente buena y sincera, a parar y decirle un BASTA YA a estos vagos, energúmenos, recalcitrantes cabezas cuadradas que solo trabajando dignamente se puede tener algún respecto.
Ya lo dijo el Patricio Dominicano Juan Pablo Duarte :
“Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe,
los buenos y verdaderos dominicanos seguiremos siendo
victima de sus maquinaciones”