Main Nav
▼
sábado, 13 de agosto de 2011
La biblia en su casa.
¡Ahora, pues, teman a Yavé! ¡Sírvanle con sinceridad y fidelidad! ¡Eliminen los dioses a los que sus padres sirvieron tanto más allá del Río como en Egipto, y sirvan a Yavé!
Pero si no quieren servir a Yavé, elijan ahora a quién servirán: o bien a los dioses a los que sus padres sirvieron más allá del Río, o bien a los dioses de los amoreos en el país donde viven. Lo que es yo y mi familia serviremos a Yavé".
El pueblo respondió: "Por ningún motivo abandonaremos a Yavé para servir a otros dioses,
porque Yavé nuestro Dios fue quien nos hizo subir con nuestros padres desde Egipto, ( ) y nos protegió a lo largo del camino por donde íbamos, y en medio de todos los pueblos por donde pasábamos.
Yavé fue quien expulsó delante de nosotros a todos esos pueblos como también a los amoreos que vivían en este país. Serviremos pues a Yavé, él es nuestro Dios".
Entonces Josué dijo al pueblo: "¿Podrán ustedes servir a Yavé? porque es un Dios santo, un Dios celoso; El no perdonaría las infidelidades y los pecados de ustedes.
Si abandonan a Yavé para servir a dioses extranjeros, él también cambiará: les hará el mal y los exterminará después de haberles hecho el bien".
El pueblo dijo a Josué: "¡De ninguna manera! ¡Serviremos a Yavé!"
Entonces Josué les dijo: "Ustedes mismos son testigos que han escogido a Yavé y quieren servirlo". Le respondieron: "Somos testigos".
"Pues bien, dijo José, boten ahora los dioses extranjeros que tienen entre ustedes y vuelvan su corazón hacia Yavé, el Dios de Israel".
El pueblo dijo a Josué: "Nosotros serviremos a Yavé y haremos caso a su palabra".
Ese día estableció Josué una alianza con el pueblo, le impuso un estatuto y una regla en Siquem.
Escribió todas esas palabras en el libro de la Ley de Dios. Tomó una gran piedra y la puso debajo de la Encina que estaba en el santuario de Yavé.
Josué dijo entonces al pueblo: "Esta piedra atestiguará en contra de ustedes, porque escuchó todas las palabras que Yavé pronunció delante de nosotros. Servirá como testigo en contra de ustedes, para impedirles que renieguen de su Dios".
Después Josué mandó de vuelta al pueblo, a cada uno a su posesión.
Josué, hijo de Nun, servidor de Yavé, murió después de eso, a la edad de ciento diez años.
Salmo
Sal 16, 1-2; 5; 7-8; 11
Guárdame, oh Dios, pues me refugio en ti. Yo le he dicho: "Tú eres mi Señor, no hay dicha para mí fuera de ti.
El Señor es la herencia que me toca y mi buena suerte: ¡guárdame mi parte!
Yo bendigo al Señor que me aconseja, hasta de noche me instruye mi conciencia. Ante mí tengo siempre al Señor, porque está a mi derecha jamás vacilaré.
Me enseñarás la senda de la vida, gozos y plenitud en tu presencia, delicias para siempre a tu derecha.
Evangelio
Mt 19, 13-15
JESÚS Y LOS NIÑOS
Entonces trajeron a Jesús algunos niños para que les impusiera las manos y rezara por ellos. Pero los discípulos los recibían muy mal.
Jesús les dijo: "Dejen a esos niños y no les impidan que vengan a mí: el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos."
Jesús les impuso las manos y continuó su camino.