Main Nav

viernes, 1 de julio de 2011

LA TUMBA DE ABRAHÁN Y SARA




Sara murió a la edad de ciento veintisiete años
en la ciudad de KiriatArbe o sea, Hebrón, en el país de Canaán. Abrahán hizo duelo por ella y la lloró.
Dejando el lugar donde estaba el cuerpo, Abrahán dijo a los hititas:
"Yo no soy más que un forastero en medio de ustedes. Denme una tierra en medio de ustedes, para que sea mía y pueda enterrar a mi difunta."
Después Abrahán sepultó a Sara, su mujer, en la cueva que está en el campo de Macpelá, frente a Mambré, en Canaán.
ELIEZER BUSCA UNA ESPOSA PARA ISAAC

Abrahán era ya un anciano muy avanzado en edad, y Yavé le había favorecido en todo.
Abrahán dijo a su servidor más antiguo, que era su mayordomo: "Pon tu mano bajo mi muslo,
y júrame por Yavé, Dios del cielo y de la tierra, que no tomarás para mi hijo una mujer de raza cananea, pues vivo en medio de éstos,
sino que irás a mi país, a buscar entre mi parentela una mujer para mi hijo Isaac."
El servidor le respondió: "Y si la mujer no quiere venir conmigo a esta tierra, ¿tendré que llevar a tu hijo a la tierra de donde saliste?"
Abrahán le contestó: "Por ningún motivo llevarás allá a mi hijo.
Pues Yavé, Dios del cielo y de la tierra, que me sacó de la familia de mi padre y del país donde nací, me prometió con juramento que entregaría este país a mis descendientes. Y enviará a su Angel delante de ti, para que traigas de allá una mujer para mi hijo.
Si la mujer no quiere seguirte, quedarás libre de este juramento. Pero en ningún caso llevarás para allá a mi hijo."
Isaac acababa de volver del pozo de LajayRoi, pues estaba viviendo en el Negueb.
Al atardecer, como salía a dar un paseo por el campo, vio que se acercaban unos camellos.
También Rebeca divisó a Isaac, y al verlo se bajó del camello.
Y preguntó al mayordomo: "¿Quién es aquel hombre que viene por el campo a nuestro encuentro?" Le respondió: "Es mi patrón." Ella entonces tomó su velo y se cubrió el rostro.
El mayordomo contó a Isaac, todo lo que había hecho.
Isaac llevó a Rebeca a la tienda que había sido de su madre Sara. La hizo suya y fue su esposa. La amó y así se consoló por la muerte de su madre.


Salmo
Sal 106, 1-2; 3-4; 4-5


¡Aleluya! Den gracias al Señor porque él es bueno, porque su amor perdura para siempre. ¿Quién contará las hazañas del Señor y hará que oigamos toda su alabanza?


¡Felices los que respetan el derecho y practican la justicia en todo tiempo! Acuérdate de mí, Señor, tú que amas a tu pueblo, que tu visita traiga tu salvación.


Acuérdate de mí, Señor, tú que amas a tu pueblo, que tu visita traiga tu salvación. ¡Que veamos la dicha de tus elegidos, nos alegremos con el gozo de tu pueblo y nuestro orgullo sea el de tu familia!



Evangelio
Mt 9, 9-13
JESÚS LLAMA AL APÓSTOL MATEO

Jesús, al irse de allí, vio a un hombre llamado Mateo en su puesto de cobrador de impuestos, y le dijo: "Sígueme." Mateo se levantó y lo siguió.
Como Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, un buen número de cobradores de impuestos y otra gente pecadora vinieron a sentarse a la mesa con Jesús y sus discípulos.
Los fariseos, al ver esto, decían a los discípulos: "¿Cómo es que su Maestro come con cobradores de impuestos y pecadores?"
Jesús los oyó y dijo: "No es la gente sana la que necesita médico, sino los enfermos.
Vayan y aprendan lo que significa esta palabra de Dios: Me gusta la misericordia más que las ofrendas. Pues no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores."