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martes, 14 de junio de 2011

Jorge Luis Borges, el hombre que le ganó al olvido

Por Maricel Spini.


Jorge Luis Borges falleció el 12 de junio de 1986, en Ginebra. Pero su producción ingresaba ese mismo día a la inmortalidad de las letras. Provocador tanto en sus textos como en su vida diaria, superó los límites de la lengua hispana y es considerado, en la actualidad, una de las voces más despiertas y respetadas de la literatura universal.

Su genio le valió la admiración de sus colegas y sus opiniones políticas la condena de algunos sectores. Su pasión en la escritura despertó el interés de los lectores, ávidos de sumergirse en un mundo donde el límite entre lo real y la ficción, entre lo irónico y lo moral, era imperceptible.

Infobae América dialogó con varios autores que coincidieron en destacar el carácter emancipatorio y fundacional de sus trabajos que abarcan ensayos, cuentos cortos y poesía.

El ensayista mexicano Enrique Krauze aseguró que "la aventura literaria de Jorge Luis Borges no tiene precedente en las letras universales". "Un joven en las estribaciones de Occidente, es decir en la América Hispana, se siente heredero legítimo de toda la tradición literaria universal y decide apropiársela. Esa apropiación es un acto de lectura: solitario y tenaz, pero también incesante y dichoso. De la lectura nace la escritura de un mundo nunca antes visto con esos ojos, con esa gracia, con ese misterio, con esa perspectiva. Y el resultado, desde los primeros textos ultraístas hasta los últimos poemas clásicos es sorprendente, original y perdurable", agregó.

"Alejandro Rossi escribió alguna vez que debemos a Borges muchas páginas perfectas. Agrego que no sólo lo son por su inteligencia e ironía, o por su juego metafísico -un juego infinitamente serio- sino por su sutil mensaje moral. Un anarquista utópico que no condescendió jamás con el poder o el poder de la mentira", sostuvo.



Krauze recordó una entrevista con el magistral autor del Aleph, en 1978. "En esa ocasión me dijo: «Ustedes se equivocan conmigo: yo soy una alucinación colectiva». Yo, como tantos lectores, sigo prendido de esa alucinación. Creo en ella más que en la realidad".

La capacidad del autor del Aleph de recrear el mundo que lo rodeaba también fascinó al escritor español Juan Cruz Ruiz, ex editor de Alfaguara: "Creo que es un escritor clave en el siglo XX, pues convirtió la cultura (la suya, la de sus lecturas) en parte de su propia respiración; sus textos eran veloces pero profundos, y eso sólo se logra a partir de una deglución inteligente de la experiencia y de la literatura".
Agregó que "ese factor de velocidad que hay en su obra" siempre le resultó apasionante. "Creo que de algún modo forma parte de mi propia escritura, como de la escritura de todos los que lo hemos leído", afirmó.