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sábado, 9 de abril de 2011
Entierran en Río de Janeiro a víctimas de matanza
RÍO DE JANEIRO (Agencias).— Un día después de la masacre perpetrada en una escuela en Río de Janeiro, algunos de los 12 niños muertos en la peor tragedia de su tipo en la historia de Brasil comenzaron a ser enterrados ayer.
En un cementerio sobre una colina que da al vecindario de clase trabajadora donde ocurrió la matanza, más de mil personas se congregaron para los primeros funerales.
Noelia Rocha, madre de Mariana, víctima de 12 años, gritaba “¡Mi amor! ¡Mi amor!” cuando depositaban el féretro de su hija en la tumba de cemento. La mujer desconsolada tuvo que ser asistida por personal médico.
Un hombre, identificado como el padre de Gessica Pereira, de 15 años, ayudaba a transportar su féretro, pero parecía desorientado y luchaba por mantenerse erguido. Al colocar el ataúd en la tumba, gritó: “¡Vete con Dios!” y empezó a aplaudir. Quienes lo rodeaban lo acompañaron en el aplauso. Desde el aire, un helicóptero negro de la policía arrojaba pétalos de rosas blancas sobre los dolientes.
Diez niñas y dos niños de entre 12 y 15 años fueron muertos a balazos el jueves al interior de la escuela pública Tasso da Silveira, la mayoría alineados contra una pared donde Wellington Oliveira, de 23 años, les disparó en la cabeza desde corta distancia. Llevaba dos revólveres y, después de ser enfrentado por la policía, se suicidó. Por lo menos otros 12 estudiantes resultaron heridos y dos de ellos están graves. Doce cruces fueron colocadas en el portón de la escuela, junto con mensajes implorando por mejor seguridad en las escuelas brasileñas.
Sobre el pistolero, ayer se revelaron nuevos detalles, como que era buen estudiante pero con antecedentes de problemas sicológicos, una fascinación con los ataques terroristas del 2001 en Estados Unidos y con los videos que enseñan a disparar armas.
Según el comisario responsable de las investigaciones, Felipe Ettore, Oliveira fue adoptado de niño por una pareja que tenía a otros cuatro hijos. Su padre adoptivo se murió hace cinco años y su madre falleció hace dos. “Su madre biológica era al parecer esquizofrénica, según relatos de familiares, y queremos saber si esta enfermedad mental es hereditaria”, detalló.
El papa Benedicto XVI expresó su pésame a las familias de las víctimas.
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