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lunes, 29 de marzo de 2010
Muertos y heridos en Moscú.
(EFE).- El terrorismo caucásico volvió a golpear hoy a Rusia con dos salvajes atentados con bomba perpetrados por mujeres suicidas conocidas como "viudas negras" en el metro de Moscú, que dejaron más de treinta muertos y unos 70 heridos.
"Según los datos preliminares, los atentados fueron cometidos por grupos terroristas que tienen relación con el Cáucaso Norte. Esta es la versión principal", señaló Alexandr Bórtnikov, jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB).
Al informar al presidente ruso, Dmitri Medvédev, el jefe de los servicios secretos aseguró que "en el lugar de las explosiones se encontraron fragmentos de los cuerpos de dos mujeres suicidas".
Ese tipo de kamikazes, que han golpeado ya en otras ocasiones la capital rusa con atentados con bomba, son conocidas como "viudas negras" porque visten ropa de luto y suelen ser esposas de guerrilleros islámicos abatidos por los servicios secretos.
Los atentados, en los que se utilizó ciclonita, una de las sustancias preferidas por la guerrilla separatista chechena, ocurrieron en hora punta cuando el metro de Moscú llevaba a varios de millones de personas a sus lugares de trabajo.
La primera explosión ocurrió en torno a las 08:00 hora local (04:00 GMT) en la estación de metro Lubyanka, frente a la sede del FSB (antiguo KGB), el principal órgano de seguridad responsable de la lucha antiterrorista.
La cámara de seguridad del tren "Krásnaya Strelá" (Estrella Roja) grabó las imágenes de la potente explosión equivalente a unos 4 kilogramos de trilita y que causó la muerte de entre 20 y 25 viajeros.
Mientras, unos 45 minutos después se produjo la segunda explosión (2 kilos de trilita) en la estación Park Kultury, a unos 300 metros de la sede de varias corresponsalías de medios de comunicación nacionales y extranjeros, incluida Efe.
Según datos preliminares, esa explosión acabó con la vida de entre 12 y 14 personas, además de dejar un número indeterminado de heridos.
"Tenemos ocho personas en estado muy grave, otros 25 graves y 32 heridos leves", afirmó Tatiana Gólikova, ministra de Sanidad.
Ambas estaciones se encuentran en la línea roja, la más antigua (1935) y una de las más concurridas de todo el metropolitano, que es utilizado diariamente por nueve millones de personas.
"Las explosiones ocurrieron cuando los vagones se encontraban en las estaciones con las puertas abiertas. Murieron algunos pasajeros en el vagón y otros en la plataforma", señaló una portavoz del ministerio de Emergencia a la televisión rusa.
El hecho de que las puertas de los vagones estuvieran abiertas restó potencia a las explosiones y salvó muchas vidas, según un experto.
Otra circunstancia afortunada fue el hecho de que muchos moscovitas llegaran tarde al trabajo al olvidarse de adelantar sus relojes para adaptarlos al horario estival.
Las imágenes captadas por teléfonos móviles muestran los pasillos de las estaciones afectadas cubiertas por un humo cegador, con los pasajeros aturdidos y acostados en el suelo intentando llamar con el teléfono móvil.
Tras las explosiones, los accesos a la línea roja del metro en esas dos estaciones fueron cerradas, lo que provocó el caos y el pánico entre los viajeros, que se las vieron y desearon para subir a la superficie.
Tras ser informado sobre los atentados, Medvédev declaró una guerra sin cuartel contra el terrorismo y calificó de "insuficientes" las medidas adoptadas hasta ahora por las fuerzas de seguridad para acabar con la guerrilla islámica.
El líder ruso se mostró convencido de que los terroristas querían causar la "desestabilización de la situación en el país y en la sociedad".
Por su parte, el primer ministro ruso, Vladímir Putin, aseguró que "los terroristas serán liquidados" y suspendió su visita a Siberia para regresar con urgencia a la capital rusa.
Las fuerzas de seguridad rusas buscan ahora a otras dos mujeres que acompañaron a las terroristas suicidas hasta la entrada del metro moscovita y que fueron filmadas por las cámaras de seguridad del metro.
Cerca de un millar de efectivos de las tropas del Interior fueron movilizadas para patrullar el metro, mientras otras ciudades como San Petersburgo reforzaron las medidas de seguridad en previsión de posibles atentados.
El último atentado de similar magnitud perpetrado por la guerrilla separatista chechena contra el metro de Moscú tuvo lugar en febrero de 2004, cuando murieron 41 personas y 250 resultaron heridas.
El acto terrorista más grave cometido en Rusia por mujeres kamikazes tuvo lugar en agosto de 2004, en vísperas de la matanza de Beslán, cuando dos aviones de pasajeros explotaron en el aire matando a cerca de un centenar de personas.
Ignacio Ortega
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