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jueves, 3 de diciembre de 2009
¡Coño! ... ¡Tú estás jodiendo mucho! ¡Tú verás lo que a tí te va a pasar!...
Una multitud de vecinos del lugar acosaba al funcionario. Le reclamaban obras comunitarias como calles, aceras y contenes y pozos filtrantes.
Le gritaban sus reclamaciones. Y Diego Tórres, el dinámico corresponsal de Ciudadoriental.com, mientras tanto, grababa todo lo que ocurría con su camarita digital.
De repente, el hombre tomó su teléfono móvil, marcó un número. Pocos minutos después llegaron seis soldados de la Fuerza Aérea Dominicana, (FAD), armados de escopetas calibre 12. Eran los hombres del temible "Mercadito".
Llegaron a toda velocidad en tres motocicletas del tipo saltamonte. Parecía que iban a capturar o a enfrentarse a algún talibán armado con explosivos o con armamentos de combate.
Tan pronto los hombres de "El Mercadito" llegaron, el funcionario, que no era otro que Raúl Mañón, el Director de la Junta Municipal de San Luis, abrió la puerta de su todoterreno en forma violenta y caminó rápido hasta donde estaba Diego Tórres grabando con su camarita digital.
Al verlo llegar tan furioso, Diego se asustó y apagó la cámara. Puro instinto de conservación.
En ese instante, Mañón, corpulento él y protegido ya de la cámara por los seis soldados, se paró de frente al reportero, lo empujó en forma violenta con los dos puños cerrados por el pecho y le gritó a Diego...
-"¡Coño! ¿Qué es lo que tú quieres? ¡Tú estás jodiendo demasiado! ¡Tú veras lo que a tí te va a pasar!", claramente, el hombre había perdido el control. Estaba amenazante, agresivo y pasó a vías de hechos.
Y continuó gritando...
-"¡Coño! ¡Publica las cosas buenas! ¡Di que estamos construyendo las aceras y asfaltando!".
Y repitió:
-"¡Sigue jodiendo, que tu verás lo que a tí te va a pasar!".
Después de la acción de Mañón, entonces entraron en escena más abierta los seis soldados del temible Mercadito.
Rodearon a Diego Tórres. De chepa no se le salieron "los miao" al muchacho. No era para menos, él nació y se crió en San Luís y conoce las historias de horror, terror y espanto atribuidas a los hombres del Marcadito en toda la comarca. Hasta recordó que en El Mercadito fue que torturaron y mataron a Narcisazo, según dicen los parientes de este último.
Entonces, uno de los corpulentos soldados, con la escopeta en la mano derecha, abrió enérgico los brazos y le gritó a Diego, casi escupi'éndole en la cara...
-"¡Dime! ¿Qué es lo que te pasa?".
Mañón, entonces, le dejó el escenario a los soldados.
Diego, que en ese momento se vio a sí mismo metido en un ataud y llevado hacia el cementerio Cristo Salvador o torturado en El Mercadito, posiblemente "hasta dañarse", adoptó una postura inteligente: no prendió más su camarita digital y se maerchó de allí dejando a Mañón bajo el acoso de la multitud.
Mañón no quiere que el país sepa lo que ocurre en San Luis y San Isidro.
Entonces, esta madrugada, cuando Diego dormía, allí en su humilde vivienda de la carretera Mella, a lado de sus padres y junto a sus dos hijas, despertó bruscamente en medio de una pesadilla.
En sueños vio a Mañón gritandole y empujándolo. También se le repitió la imagen de los soldados del Mercadito rodeándolo.
Cuando salió esta mañana de su hogar, miró "para arriba y para abajo". Temía que, al salir, alguien de las gentes de Mañón lo estuviera esperando para cumplir la amenaza del Director de la Junta Municipal de San Luis.
En un país con tanta impunidad, cualquier cosa puede ocurrir. Hasta tener "un accidente", como el de Simón Orozco; o "perderse" camino al cine como le sucedió a Narcisazo; o como le ocurrió a "El Feo", aquel muchacho que iba en una bicicleta y fue mandado a detener por los hombres del Mercadito. "El Feo", temeroso, abandonó la bici y corrió a la vivienda de Doña Gladis. Los soldados del Mercadito se metieron en la casa, lo sacaron y lo mataron en plena calle, delante todos, a las cinco de la tarde.
Ya Diego está preparado para lo peor. Está convencido de que sus días están contados.
Es más, a Diego no hay quien le saque de la cabeza que Mañón se encargará de que a él (a Diego), le ocurra "un accidente", o de que en una de esas manifestaciones que ocurren en San Luis y San Isidro una bala "perdida" vaya a parar a su cabeza.
No hay porqué dudarlo, si recordamos que uno de los hombres de seguridad de Mañón hoy está en La Victoria condenado a decenas de años de prisión por haber participado en un secuestro.
Señores de San Luis y San Isidro, solo nos resta decirle que la vida de Diego Tórres está en las manos de Mañón y los hombres del Mercadito, que parece se están dejando arrastrar a una aventura descabellada.
¡Ah! Otra cosa, Diego dice que seguirá informando sobre las reclamaciones de los vecinos de San Luis, San Isidro y Guerra, claro, si antes Mañón no se ocupa de mandarlo al cementerio.
Ese es uno de los riesgos al que se exponen los reporteros de estas comunidades cuando hacen un periodismo que refleja la realidad de la gente.
Es un pleito desigual. Diego con una camarita y este periódico y Mañón con sus matones y los guardias del Mercadito.
¡Amen!
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