Vengo de lejos, porque me trae el deber. Esta Audiencia Especial de la inhumación de este Juez de la República es un evento, no solo doloroso, sino más bien una manera de revelar y dejar expuestas muchas de las grandes falencias nacionales.
Este hombre íntegro muere abrumado de carencias y desdichadamente ignorado por un medio social enfermo, como el nuestro, al cual sirviera en la forma más valerosa que se pueda concebir. Muere signado por la ingratitud y la denegación que siempre acompaña de forma siniestra a los grandes hombres al tiempo de su desaparición. Juan María Severino, he echado de menos el pabellón nacional que ha debido cubrir el féretro que encierra tus restos mortales.
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