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martes, 26 de julio de 2016

¡Ser honestos!

Honestidad es una virtud no fácil de practicar, porque no se adquiere por arte de magia ni tomando un té de manzanilla. Si no hemos sido educados en ella, y si no ha sido un valor asimilado desde temprana edad, es decir, que mamá y papá te enseñaron que las cosas en la vida se consiguen con el trabajo honesto, que tienes que estudiar y profesionalizarte para salir adelante, que debes respetar lo ajeno, que los bienes públicos son de todos y que tomarlos es robar. Que nada en la vida cae de repente, que tenemos que luchar para lograr nuestros ideales, y que no podemos pasar por encima de los demás para alcanzar nuestras metas; que la profesión que eliges es por vocación y para servir al prójimo, para construir tu país y para alimentar a tu familia y proporcionarles una vida digna y de calidad.
    
Quedé impresionada y hasta ofendida al leer la Editorial del Semanario Camino de este domingo 24 de julio, que lleva como título: “Burla y provocación”, y cito:
“La ambición de conseguir dinero a costa de los fondos públicos, unida al afán de poder están volviendo triza la imagen de muchos políticos dominicanos. Es que sólo piensan en sus intereses particulares, aunque a su lado vean a hijos de esta patria amada viviendo en condiciones de extrema pobreza, mientras van haciendo del erario una piñata.
    
Esto explica la decisión de los regidores de la Alcaldía de Santiago, y de otros pueblos, quienes han decidido aprobarse un aumento de sueldo escandaloso y provocativo.  Cómo es posible que un regidor de la que llamamos Ciudad Corazón gane 130 mil pesos mensuales y ahora pretenda aumentarse a 210 mil, y que el sueldo del nuevo alcalde se eleve a 450 mil pesos, a partir del presupuesto municipal del 2017.
    
Esta decisión es un acto de violencia contra una población carente de seguridad ciudadana y huérfana de servicios básicos eficientes. Las instituciones estatales no pueden continuar dando el mal ejemplo de un despilfarro abusivo, mientras hay miles de familias que viven en una austeridad obligada y eterna.
    
Hay que ponerle freno a estas acciones antipatrióticas. Creemos que Santiago, y otros pueblos donde se está dando esta situación merecen respeto. No podemos seguir indiferentes, viendo el aumento de sueldos entre los miembros de algunas alcaldías haciendo un festival con el dinero del pueblo. Ellos están haciendo suyo el refrán que dice: A lo que nada nos cuesta, hagámoslo fiesta.
    
¿Hacia dónde fue a dormir la vocación de servicio de nuestros políticos, y las promesas electorales de que lucharían por las comunidades? La sociedad dominicana merece un desagravio frente a este desatino. Y la mejor forma de hacerlo es echando hacia atrás este aumento salarial, y de ahora en adelante pensar más en el bien común. Solo así construiremos la Patria que soñaron nuestros libertadores”. 
    
Me uno a este llamado patriótico y espero que el nuevo alcalde de Santiago, sea consecuente con su integridad y honestidad en la que fue educado. Ya basta de injusticias por parte de políticos mezquinos que no les importa que el pueblo pase penalidades y sufra hambre, mientras ellos se dan la buena vida.
Hna. Alicia GalíndezHna. Alicia Galíndez