El que no está conmigo está contra mí: “En aquel tiempo, Jesús expulsó a un demonio, que era mudo. Apenas salió el demonio, habló el mudo. La multitud quedó maravillada. Pero algunos de ellos decían: “Éste expulsa a los demonios por el poder de Belzebú, el príncipe de los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa. Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: “Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo los demonios con el poder de Belzebú, entonces, ¿con el poder de quien los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero, si yo arrojo a los demonios con el dedo de Dios, entonces eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama” Palabra del Señor.
Reflexión del Papa Francisco:
Jesús expulsa los demonios y alguno empieza a dar explicaciones para disminuir la fuerza del Señor. Existe siempre la tentación de minimizar la figura de Jesús como si fuese, en el mejor de los casos un curandero, al cual no tomar muy en serio. Una actitud que ha llegado hasta nuestros días.
Hay algunos sacerdotes que cuando leen este pasaje del Evangelio, este y otros, dicen: «Pero, Jesús ha sanado a una persona con una enfermedad mental». No leen esto aquí, ¿no? Es verdad que en aquel tiempo se podía confundir una epilepsia con la posesión de demonio; ¡pero también es cierto que existía el demonio! Y nosotros no tenemos derecho a simplificar las cosas, como diciendo: «Todos esos no estaban poseídos; eran enfermos mentales». ¡No! La presencia del demonio está en la primera página de la Biblia y la Biblia termina también con la presencia del demonio, con la victoria de Dios sobre el demonio.
No debemos ser ingenuos. El Señor nos da algunos criterios para discernir la presencia del mal y para seguir el camino cristiano cuando hay tentaciones. Uno de los criterios es no seguir la victoria de Jesús sobre el mal sólo a medias. O estás conmigo o estás contra mí. Jesús, ha venido para destruir al demonio, a liberarnos de la esclavitud del demonio sobre nosotros. Y no se puede decir que así exageramos. En este tema no hay matices. Es una lucha donde se juega la salud, la salud eterna, la salvación eterna de todos nosotros. Luego está el criterio de la vigilancia. Siempre debemos vigilar contra el engaño, contra la seducción del maligno.
Podemos hacernos la pregunta: «¿vigilo sobre mí, sobre mi corazón, sobre mis sentimientos, sobre mis pensamientos? ¿Custodio el tesoro de la gracia? ¿Custodio la presencia del Espíritu Santo en mí? ¿O dejo las cosas así, seguro, creyendo que todo está bien?» Si tú no te custodias, viene aquel que es más fuerte que tú. Pero si llega uno más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en las que confiaba y reparte el botín. ¡La vigilancia! Pero, tres criterios, ¡eh! No hay que confundir la verdad:
- Primer criterio: Jesús lucha contra el demonio:
- Segundo criterio: quien no está con Jesús, está en contra de Jesús. No hay posiciones a medias.
- Tercer criterio: la vigilancia sobre nuestro corazón, porque el demonio es astuto. ¡Jamás ha sido expulsado para siempre! Sólo el último día lo será.
(Homilía en Santa Marta, 10 de octubre de 2013)
Diálogo con Jesús
Señor mío, te doy gracias por cada bendición que me haces llegar cada día a través de distintas personas y situaciones. Hoy me encomiendo a tu santísima divinidad, que todo lo que haga y piense, esté completamente lleno de Ti. Lo que yo más quiero es estar contigo, fuera de Ti: nada, solo abunda el pecado y la astucia del demonio que intenta borrar los caminos que llegan a Ti. Sé que estoy lleno de debilidades y las tentaciones siempre me asechan. A veces hago el mal que no debo intentando hacer el bien que quiero. Por eso, hoy, pido tu gracia para saber discernir lo que más me conviene. Quiero contar con tu iluminación para siempre perseguir el bien, desechar toda situación de división y enemistad. Conociéndote mejor me ayudará a evitar los peligros y a reconocer las obras que realiza el maligno a mi alrededor en sus intentos por desviarme de tu Santo Amor. Oh Señor, no me dejes nunca caer en la tentación y líbrame del mal. Me uno a la fuerza de las Palabras pronunciadas por San Pablo para hacerlas vivas y presentes siempre en mi vida: “Para mí la vida es Cristo” Amén
Propósito de Cuaresma:
Hablaré solo cosas buenas y positivas de todos los demás, así yo piense que algunos no se lo merecen
Meditemos juntos esta frase:
“Cada vez que somos egoístas y decimos no a Dios, arruinamos su historia de amor con nosotros” (Papa Francisco)
Evangelio según San Lucas 11,14-23