La Iglesia Católica de Santiago, abogó ayer porque impere la cultura de la paz en cada acto de la vida del dominicano y que los jóvenes encuentren ideales que den sentido a su existencia y no sigan viendo vegetando pasar sus días maquinando el mal que los destruye.
El editorial de Camino de esta semana, expone su interés de que el Niño Jesús, deje este año una clase política que piense en el bien común y no en sus intereses particulares y personales.
“Déjanos políticos que no sigan haciendo de esta ciencia noble un negocio para perpetuar privilegios irritantes y provocadores”, sostuvo Camino.
Pidió, asimismo, que en el año electoral que se avecina predomine el intercambio de ideas y presentación de programas de gobierno, en vez de promesas falsas que nunca cumplirán.
También camino pidió que “no sigamos viendo el triste espectáculo de llenar de odio y fanatismo a los simpatizantes de cada partido”.
“Regálanos, Niño Jesús, un sistema judicial apegado a los principios éticos y morales”, indicó, tras abogar porque el nombre de un Juez inspire confianza y respeto.
Igualmente, agregó “regálanos, Niño Jesús, a este pueblo dominicano, la esperanza y el optimismo para continuar trabajando por un mundo mejor”.
Informó que “la alegría nos envuelve cuando recibimos un regalo”, y que la curiosidad agita nuestros corazones por saber el contenido que hay dentro de ese presente rodeado de papeles de colores.
Recordó que miles de dominicanos vivimos esta escena el día de Navidad, donde era común la expresión: ¿Qué te dejó el Niño Jesús?, y que en gran parte del Cibao, se vive este momento el 25 de diciembre, quedando grabado en nuestra memoria como un bello recuerdo, mientras en otros pueblos del país son los Santos Reyes.
Sostuvo que el regalo de Niño Jesús y los Reyes hace volver esa infancia feliz, y ahora como adultos, nos hacemos eco de las peticiones que el pueblo dominicano desea que el Niño Dios nos deje este año.
“Queremos que traiga la paz a nuestro pueblo, hoy cargado de violencia”, dijo, donde además, Camino pidió que las armas de fuego silencien su ruido ensordecedor que lleva a la muerte.