El anuncio del Evangelio no está reservado a unos pocos «profesionales de la misión», sino que «debe ser el anhelo profundo de todos los fieles laicos». Es lo que afirma el Papa en un mensaje enviado al Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, el Cardenal Stanislaw Rylko, por los cincuenta años del Decreto Apostolicam Actuositatem, que trata de cerca la naturaleza y los ámbitos del apostolado de los laicos.
Este organismo vaticano, junto a la Universidad de la Santa Cruz de Roma, celebra hoy una jornada de estudio dedicada a la «Vocación y misión de los laicos».
«El Concilio, no considera a los laicos como si fueran miembros de ‘segundo orden’, al servicio de la jerarquía y simples ejecutores de las órdenes superiores sino como discípulos de Cristo, que, en virtud de su bautismo y de su inclusión natural en ‘el mundo’, están llamados a animar cualquier entorno, cualquier actividad y relación humana con el espíritu del Evangelio», llevando «la luz, la esperanza, la caridad recibida de Cristo» afirma el Papa en el mensaje.
El mensaje asegura que se trata de un «extraordinario acontecimiento de gracia, que cuenta, entre sus muchos frutos, con una nueva forma de considerar la vocación y la misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo, y que ha encontrado una expresión magnífica principalmente en dos grandes Constituciones conciliares Lumen Gentium y Gaudium et Spes».
«Estos documentos básicos del Concilio considera a los fieles laicos dentro de una visión del conjunto del Pueblo de Dios, al cual pertenecen junto a los miembros de las órdenes sagradas y a los religiosos, en el cual participan, a su manera, de la función sacerdotal, profética y real del mismo Cristo».
El Santo Padre manifiesta también que «nadie mejor que ellos puede desarrollar la tarea esencial de inscribir la ley divina en la vida de la ciudad terrena».
Francisco también destaca que el Concilio Vaticano II «interpela a cada generación de pastores y de laicos, porque es un don inestimable del Espíritu Santo que es acogido con agradecimiento y sentido de responsabilidad: todo aquello que se nos ha donado del Espíritu y transmitido de la santa Madre Iglesia va siempre entendido de nuevo, asimilado y bajado a la realidad».