Hoy día hablar de la familia para muchos es un tema desfasado y obsoleto, ya que las preocupaciones humanas, al parecer, se encuentran concentradas en otras inquietudes. El interés hay que buscarlo en el desarrollo de la economía, en estrategias políticas, en fortalecer el turismo y en el intercambio cultural entre las naciones. Como siempre ha existido un grupo de personas, que según el contexto social, han recibido diferentes nombres: tribu, clan, casta, linaje, estirpe, familia, etc., se da por supuesto que es normal los conflictos que se puedan efectuar dentro de ella.
La raíz de todos los males, directa o indirectamente, se encuentran en la familia. En ella, cada individuo recibe su primera educación, la plataforma donde construirá el edificio de su personalidad. Porque lo que somos no es fruto del azar. El factor hogar, el ejemplo de los progenitores, y el modo cómo se les enseña la formación de la conciencia a los niños, tendrá una gran influencia cuando la persona llegue a su edad adulta. Y aunque hay otros componentes que forman parte de la actitud que se asume en la vida, la columna familiar representa el eje central para la identidad intachable de todo ser humano.
Los grandes líderes del mal: narcotraficantes, sicarios, estafadores, asesinos, violadores, y demás personas involucradas en hechos delictivos, todos provienen de una familia. Nacieron y se desarrollaron junto algún pariente. Algunos de ellos se criaron solos, pero la mayoría de las personas tuvieron al menos, el calor de una madre, el aprecio de un padre, el apoyo de unos hermanos, el consentimiento de unos tíos o quizás la alegría de unos abuelos, quienes pese a lo poco que poseían, le bridaron un poco de amor sincero para que quedara en ellos cierta imagen impresa del sentimiento puro que deberían recordar siempre, especialmente cuando llegaran las circunstancias complejas de la vida.
La familia ya no es la misma, continúa cambiando. Ahora la mentalidad, en ocasiones, es al revés, porque los hijos se comportan como los padres, y los padres sin darse cuenta se vuelven hijos. Ya en muchas viviendas solo se vive, ya no se convive. Únicamente comen y duermen. La obediencia, el respeto y la educación, ya no son deberes, son opciones, la asumen quienes la cataloguen como parte fundamental en su ser. En otras palabras, el concepto “familia” fue absorbido lentamente de su sentido original y real.
La sociedad se compone de familias. Pero si dejamos morir esa riqueza humana y espiritual, salida desde el mismo Creador, entonces la especie humana se extinguirá, dejaremos de existir y el planeta se quedará sin humanos. Por consiguiente, no es con fórmulas mágicas que transformaremos esta realidad, tampoco haciendo grandes proyectos, esto se hará de modo sencillo, iniciando con el cambio de actitud de nuestra propia realidad familiar, y ayudando las familias que nos queden más cerca, porque al final de todo, familia somos todos, y cuando uno se desvía, el dolor ajeno debería ser personal y colectivo.
Luis Alberto De León Alcántara