El próximo 12 de diciembre, el Papa Francisco presidirá una Misa en la Basílica de San Pedro. Por segundo año consecutivo, el Santo Padre celebra una Eucaristía en honor a la Virgen de Guadalupe, Patrona de México y Emperatriz de América.
Esta iniciativa recuerda la particular devoción del Pontífice por la “Morenita” y adquiere un mayor significado ya que la Misa será solo cuatro días después del inicio del Año Santo de la Misericordia y exactamente dos meses antes de su esperada e histórica visita a México que se iniciará el 12 de febrero de 2016.
Se espera que ese día la Santa Sede anuncie oficialmente el programa para el viaje que hará el Pontífice a esa nación.
El Papa ha querido confiar a la Virgen de Guadalupe en el continente americano, la realización del Año Santo de la Misericordia que comenzará el 8 de diciembre de 2015 y concluirá el 20 de noviembre de 2016.
La Misa se celebrará en la Basílica de San Pedro el sábado 12 de diciembre a las 6:00 p.m. Media hora antes se rezará el Santo Rosario.
La liturgia de ese día prevé la celebración del tercer domingo de Adviento. Los sacerdotes que se encuentren en Roma y que quieran concelebrar esta Misa deben comunicarlo a la Pontificia Comisión para América Latina.
La invitación a participar de la Eucaristía no se ha reservado solo para los latinoamericanos que trabajan y viven en Roma o en Italia; sino que se hace también a todos los fieles y peregrinos que deseen asistir, para lo cual se deben dirigir a la Prefectura de la Casa Pontificia de la Ciudad del Vaticano.
En la homilía de la Misa que celebró en esa fecha el año pasado y que pronunció íntegramente en español, el Santo Padre dijo que “en las maravillas que ha realizado el Señor en María, Ella reconoce el estilo y el modo de actuar de su Hijo en la historia de la salvación”.
“Trastocando los juicios mundanos, destruyendo los ídolos del poder, de la riqueza, del éxito a todo precio, denunciando la autosuficiencia, la soberbia y los mesianismos secularizados que alejan de Dios, el cántico mariano confiesa que Dios se complace en subvertir las ideologías y jerarquías mundanas”.
Por intercesión de la Virgen de Guadalupe, dijo luego el Pontífice, “la fe cristiana fue convirtiéndose en el más rico tesoro del alma de los pueblos americanos, cuya perla preciosa es Jesucristo”.