De los distintos males que afectan a la sociedad actual, ninguno puede ser equiparado con el asesinato de vidas humanas inocentes a través del aborto. Así lo asegura el arzobispo de Filadelfia (Estados Unidos), Mons. Charles Chaput, en relación al escándalo del tráfico de órganos de bebés abortados en las instalaciones de la multinacional abortista Planned Parenthood.
(ACi Prensa/InfoCatólica) «Aquí hay un simple ejercicio de raciocinio. En el rango de las cosas malas, robar es malo, el asalto es más malo y el asesinato es lo peor. Hay una textura similar de mala intención en los tres delitos, pero solo una consciencia muy confundida podría equiparar el robo al homicidio», señala el Prelado en su columna del 10 de agosto publicada por el Catholic Philly.
«Ambos son asuntos graves pero no hay equivalencia.El asesinato deliberado de la vida inocente es un acto particularmente malvado. Ningún contexto o justificación que mueva nuestra atención a otros asuntos puede oscurecer eso».
Las afirmaciones del arzobispo de Filadelfia se refieren al escándalo de la multinacional del aborto Planned Parenthood por traficar con órganos de bebés abortados, algo que ha sido denunciado en una serie de, hasta ahora, cinco videos en los que se muestran a diversos directivos de la institución negociando los precios de diversas partes del cuerpo de los bebés asesinados en sus instalaciones.
Mons. Chaput responde luego a un argumento común que los partidarios del aborto usan contra los católicos: que no se hacen cargo de las necesidades de los bebés y las madres tras el nacimiento. En su opinión, ese razonamiento también es errado.
«No tiene sentido ser un campeón de la causa de los no nacidos si ignoramos las necesidades básicas una vez que nacen. Por eso no sorprende que –año tras año– casi todas las diócesis católicas de Estados Unidos, incluyendo Filadelfia, dedican más tiempo, materiales y recursos materiales a proveer servicios sociales a los pobres y a la educación de los jóvenes; que a oponerse al aborto».
Sin embargo, explicó, «los niños necesitan salir del vientre antes de necesitar comida, vivienda, consejería de inmigración y buena atención de salud. El primer derecho –que está por encima de todos los demás– es el derecho a la vida».
El Prelado recordó luego la carta pastoral de los obispos de Estados Unidos titulada «Vivir el Evangelio de la Vida» publicada en 1998 que resalta la importancia de defender la vida humana inocente y en la que se trata el tema de las prioridades en el cuidado de toda persona.