En una nueva carta pastoral, «Unidad: futuro y responsabilidad de todos» el cardenal Cañizares, arzobispo de Valencia, asegura que España está en una situación parecida a la descrita por el profeta Jeremías sobre el pueblo Israel antes de ser castigado por Dios al destierro. El prelado advierte contra los secesionismos que buscan destruir la unidad de España, la corrupción política y la lacra del aborto. Ante ello, el cardenal proclama que «Cristo no sólo trae la paz. Él mismo es la paz y la reconciliación; su sangre derramada, su cuerpo entregado, su cruz redentora nos ha liberado».
(InfoCatolica) «Estamos», asegura el cardenal, «conparecida dispersión y división del texto del Profeta: grupos enfrentados, naciones en lucha, intereses contrapuestos, confrontación de religiones, familias divididas, gentes exiliadas; sigue habiendo hambre y mucha pobreza, mucha gente sin un pedazo de tierra donde ponerse en pie, mientras otros nadan en la abundancia o pasan de largo de la miseria de sus hermanos, una masa ingente que no cuenta».
Amenazada la unidad de España
El prelado además advierte que «continúan los secesionismos y nacionalismos interesados ideológicos que destruyen la unidad -bien moral a mantener-; no pocos que deberían ser guías de los pueblos y de las gentes, servirles y unirlos, anteponen sus propios intereses, los de su clase o los de su grupo o movimiento, los de su partido o los de su ideología, al bien común, al bien que reúne y unifica; en lugar de reunir, dispersan; en lugar de servir a la verdad que se realiza en el amor, acuden a la mentira como arma para sus propios "intereses"; en lugar de guardar a las gentes las llevan a la intemperie, a las periferias existenciales, y las dejan abandonadas; siguen levantándose muros y barreras, alimentándose el odio y la confrontación; demasiados muros ideológicos, muchas veces de odio, de afán de dominio, de miedo...»
Aborto y familia
El cardenal asegura que la división «se acentúa cuando se trata de cuestiones de fondo, fundamentales: la posición, por ejemplo, ante la vida y la protección de la vida naciente o de la madre gestante, o la vida terminal -por cierto, ¿a qué espera el Tribunal Constitucional para pronunciarse sobre el recurso de la actual legislación que legitima el aborto, y que, dígase lo que se quiere, acaba de ratificarse en el Parlamento español, perpetuando el gravísimo error y mal de la actual legislación y actuando contra el hombre y, por tanto, contra el bien común que han de ser protegidos y promovidos por los que se ocupan de la cosa pública?».
Iguamente afirma que una «cuestión fundamental que genera división y conflicto es laposición ante la familia asentada sobre la firme base de la verdad del matrimonio entre un hombre y una mujer como unión de amor estable, indisoluble, entre ambos, reconocida legalmente y abierta a la vida».