Hace unos días me permitió Dios un regalo maravilloso al ver a mi hijo mayor Julio de Jesús graduarse con la distinción de Magna Cum Laude en el City College, de Nueva York. Terminaron sus cuatro años de preparación para ser todo un profesional de la Psicología, durante ese largo tiempo pude ver a mi hijo comiéndose los libros y dedicado por completo al estudio, ahí están hoy los frutos, aunque debo reconocer que ha sido una bendición del Dios de Abraham, pues nada se mueve sin su autorización.
Cuando veía aquel día inolvidable a mi hijo sonreír me puse a pensar en el día en que vino a la tierra, sin duda alguna otro milagro de Dios. Realmente han sido mucho los esfuerzos para llevarlo hasta ahi; pero las bendiciones han sido más, hoy por hoy confieso públicamente que estoy completamente agradecido de Dios y orgulloso de mi hijo. Pues realmente no es más ni menos, es lo mismo que yo esperaba de mi primogénito. Solo le pido a Dios que siga guiando sus pasos, y que nunca pierda su sencillez y su bella sonrisa.
Cuando veía aquel día inolvidable a mi hijo sonreír me puse a pensar en el día en que vino a la tierra, sin duda alguna otro milagro de Dios. Realmente han sido mucho los esfuerzos para llevarlo hasta ahi; pero las bendiciones han sido más, hoy por hoy confieso públicamente que estoy completamente agradecido de Dios y orgulloso de mi hijo. Pues realmente no es más ni menos, es lo mismo que yo esperaba de mi primogénito. Solo le pido a Dios que siga guiando sus pasos, y que nunca pierda su sencillez y su bella sonrisa.
Ese nuevo regalo de haberlo visto pasando al plano profesional, es algo tan bello que aún no logro describir. Se que debo acostumbrarme porque es solo el principio de una cadena de bendiciones que Dios tiene para mi hijo amado.