El domingo pasado, IV de Pascua, fiesta de Jesús el “Buen Pastor”, que da la vida por sus ovejas y las llama a cada una por su nombre, las conoce y ellas escuchan su voz y le siguen, hemos celebrado la 52 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, en la que cada año se nos invita a invocar y pedir al dueño de la mies que envíe obreros a sus mies. Necesitamos muchos y santos sacerdotes, religiosos, consagradas, que saliendo de sí mismos y dejándolo todo entreguen su vida al servicio de los demás, en total donación y amor, siempre con alegría.
En este año el Papa en su mensaje para la Jornada Mundial de Oración por las vocaciones nos invita a profundizar en el libro del éxodo, segundo de la Biblia y eje fundamental de la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto. La jornada lleva como tema: El éxodo como experiencia fundamental de la vocación.
El término vocación viene del verbo “vocare”, acción y efecto, llamada y respuesta. La llamada que una persona siente de parte de Dios y que la invita a dar una respuesta. Recordemos que la vocación es siempre iniciativa Divina. También se aplica a la inclinación o interés de una persona para dedicarse a una forma de vida o a un determinado trabajo o profesión, como un médico, por ejemplo.
La dinámica del éxodo no se refiere solo a una llamada personal para dar respuesta y entregar la vida al servicio del prójimo, sino a la acción misionera y evangelizadora de toda la iglesia. Cada uno de los bautizados somos misioneros, llamados a entregar la vida en el servicio a los más necesitados, porque “si no vivimos para servir, no servimos para vivir”.
En este contexto vocacional de llamada Divina y respuesta humana, hemos celebrado el primer año de nuestros nuevos santos: Juan Pablo II y Juan XXIII, quienes fueron canonizados en el 2014. Además, también la Familia Paulina celebró con regocijo un nuevo aniversario de la beatificación del padre Santiago Alberione, quien el 27 de abril de 2003 fue beatificado por San Juan Pablo II, en Roma. Hemos estado entre santos y beatos, con Jesús a la cabeza como nuestro pastor, guiando a su rebaño, ¡hermosa y significativa metáfora!, que tanto ayer como hoy sirve de inspiración para todos aquellos que estamos siguiéndolo desde hace muchos años, pero sobre todo para las nuevas generaciones, los jóvenes, a quienes el papa Francisco les dice en el mensaje, que esta dinámica del éxodo de salir de nosotros mismos, llena la vida de alegría y le da sentido, por eso “queridos jóvenes no tengan miedo a salir de ustedes mismos y ponerse en camino. El evangelio es la Palabra que libera, transforma y hace más bella nuestra vida. Qué hermoso es dejarse sorprender por la llamada de Dios, acoger su Palabra, encauzar los pasos de vuestra vida tras las huellas de Jesús, en la adoración al misterio divino y en la entrega generosa a los demás. Vuestra vida será más rica y alegre cada día”. Oremos por Nepal, en estos momentos difíciles a causa del terremoto