Para saber cómo camina o anda una determinada sociedad, solamente basta con tomar ciertos hechos que suceden en la misma como muestra. En el caso de la sociedad dominicana hace tiempo que acusa un deterioro en su seno que debe llamarnos a la reflexión y que nos podamos detener para saber qué requerimos o en qué debemos enfocarnos para fortalecer la misma.
Pero evidentemente por lo que estamos viendo en el día a día, algo hay que hacer y reaccionar ante lo que sucede antes de que las consecuencias sean peores para buscarles una solución.
Cuando vemos hechos como el ocurrido hace poco en el que una pareja de esposos, los señores Aura Santana Estrella y Argenos Almonte Ferreira, mientras llegaban a su hogar, estaban impedidos de entrar al mismo por otro señor que emprendió la huida, porque éste último tenía estacionado su vehículo obstaculizando la entrada a la pareja, ante el pedimento reiterado de que se moviera, el agresor lo que atinó fue a caerle a tiros y golpes a la pareja. Por la gracia divina, no hubo víctimas que lamentar, si lesiones y contusiones, y claro está la situación emocional que vivirían ante el salvaje que a pesar de estar violando la ley, las normas y buenas costumbres, decidió que tenía el derecho de entrarle a tiros a ambos que solamente pretendían llegar a su casa.
Este hecho no es el primero que se escucha de esta naturaleza. No hace mucho se supo de un caso que le rozaron el vehículo a otra persona y este la emprendió a tiros matando a quien había provocado el accidente. No está de más recordar el hecho acaecido en Santo Domingo, que por la discusión en un parqueo, se le dio muerte a tiros a alguien.
En estos hechos vemos personas que no acaban de respetar el derecho de los demás en los parqueos y por otro lado, la reacción violenta y desmedida de algunos que ante una determinada situación por lo primero que se toma es por un arma. Se está prefiriendo actuar con el calor del momento, con la situación de que la única manera de resolver no es ni dialogando, ni mucho menos yendo ante los tribunales, es resolver por sus propias manos.
Asimismo, en un hecho distinto, el Procurador General de la República el 23 de marzo del año en curso, 2015, dio a conocer que se habían rescatado 17 menores de edad que habían sido vendidas sexualmente por sus propios padres para participar en una fiesta en las que estas jóvenes serían el centro de atención. Las edades oscilaban entre los 13 y 18 años. Ustedes me dirán que el delito de prostitución es antiguo, pero lo alarmante es que sean sus propios padres quienes vendan a sus hijas, es lo penoso.
Ambos hechos para tan solo mencionar esos dos casos, no son los únicos que se puede enunciar, pero por cuestión de espacio me obliga. Solo nos basta recordar la cantidad de mujeres que continúan muriendo a manos de sus exparejas o parejas, siguen siendo alto, por lo que el componente violencia, junto al criterio machista sigue vigente.
Estamos viviendo en una sociedad que ha ido desvalorizándose ante la mirada en ocasiones indiferente de una parte de la población, pensando que nada de lo que ocurre como consecuencia de esa descomposición social, nos tocará a nosotros de forma directa, sin embargo, ya estamos siendo amenazados por crimen organizado, como el narcotráfico, sicariato, lavado.
Asimismo, la corrupción se ha comenzado a ver como algo normal, en la que por la “sobrevivencia” o por aplaudir al más vivo y que más “resuelve” todo se perdona y se acepta. Todos estos fenómenos, sumados al debilitamiento de uno de los entes más importantes dentro de un conglomerado como lo es: la familia; han ido calando de tal forma, que el respeto hacia al otro, a los mayores, al profesor, a tu superior; simplemente han ido desapareciendo.
Hace unas semanas leímos un artículo publicado por la abogada y empresaria, licenciada Marisol Vincens, con el título: “Voltear la cabeza”, en dicho escrito, entre otras cosas nos indica: “Así como vivimos de espaldas a realidades consustanciales, hemos desarrollado este mal hábito respecto a nuestros problemas fundamentales, los que en vez de enfrentarlos preferimos ocultarlos, como basura debajo de la cama o complicarlos, como la creación de nuevas instituciones para sumarse a otras que no hacían el trabajo pero que no nos atrevemos a desmontar…”.
Asimismo indica: “Voltear la cabeza ha sido una de las peores actitudes que ha afectado nuestro desarrollo y esto, no solo podemos reprochárselo a nuestras autoridades, sino que es responsabilidad de cada uno de los dominicanos, la cual solo podrá cambiar si todos nos decidimos a abrir los ojos ante nuestros problemas, a aprovechar nuestras fortalezas y a no cegarnos para negarnos a aceptar que debemos hacer lo necesario, antes de que sea demasiado tarde”.
Existen momentos en que una persona, como una sociedad debe darse cuenta de sus propios errores o debilidades y reconocerlos para poder crecer, desarrollarse y mejorar, las dominicanas y dominicanos, debemos hacer un pare ante lo que sucede y darnos cuenta que si cada uno no pone de su parte y comienza a pensar de forma colectiva, los hechos seguirán mostrándonos de cómo andamos, y por lo regular no nos agradará la respuesta en la realidad, que aunque no estemos actuando incorrectamente, nos afectará de una u otra forma.
Lic. Jordi Veras.