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lunes, 30 de marzo de 2015

Una solución inmigratoria sin xenofobia contra los haitianos



Una gran mayoría de dominicanos desde los tiempos de la colonia han sido explotados y oprimidos por gobiernos dictatoriales que han imperados durante casi todo el tiempo republicano del país. Santana, Lilí y Trujillo se mencionan solamente como los principales. A estos hay que agregar la dictadura ilustrada del doctor Joaquín Balaguer que llevó a cabo una represión política registrada por la historia reciente.
Por los medios digitales, principalmente, hay muchos haciendo demandas y clamando un nacionalismo arcaico, que a primera vista dejan entrever que están carentes de documentación y conocimiento sobre el origen y los variados aspectos que definen la inmigración de los haitianos y el papel que desempeñó los estados dominicano y haitiano ligado el sector privado en la Republica Dominicana.

 Actualmente estamos viviendo bajo un sistema de gobierno/partido/corporación que tiene secuestrada la institucionalidad de la república. Sin embargo unas cuantas familias económicamente poderosa durante esa vida republicana han controlado el Estado y con él garantizado el monopolio económico bajo el control de todos los aspectos en el país, casi siempre con la aprobación  de la religiones, especialmente la Católica.
Es mediante el estudio y la investigación de la historia de esos gobiernos y grupos económica y políticamente activo y con el privilegio de manipulación en nombre de la democracia y el apoyo de los grandes países colonialistas, principalmente los Estados Unidos, donde se encuentran las raíces y las razones del descontrol de la migración haitiana hacia la República Dominicana.

El primer factor contribuyente y facilitador de ese acomodamiento irresponsable de permitir una inmigración de haitianos descontrolada pues es la misma ignorancia de la población, luego sigue la necesidad de explotar la mano de obra de los haitianos. Ayer era el corte de la caña tanto para el Estado como para el sector privado, ahora la construcción y otras aéreas laborales.  Definitivamente resulta una irresponsabilidad culpar a los haitianos por usar una puerta que nosotros mismos hemos mantenido abierta por conveniencia de nuestros gobiernos y empresarios.
El pueblo dominicano no es culpable de esa situación sino la política migratoria mal aplicada a través de contratos entre el gobierno haitiano y el dominicano. El Periódico digital Acento.com.do el nueve de marzo, 2015, publicó un artículo que tituló "El origen del Cuco de la invasión de haitianos a República Dominicana"  en la que se presenta una grafica sobre el tema en el Congreso en el 1924, continua con diferentes reportes de prensa a partir de 1960.
Una muestra de que esta táctica terrorista, esta alarma tomada fuera del contexto de la realidad ha venido siento dirigida por sectores ultra conservadores que exigen acciones de lesa humanidad como fue la decisión del Tribunal Constitucional en el 2013.

Que quede claro una vez más que nadie está en contra de que se controle la inmigración hacia el país, pero respetando los parámetros de las leyes internacionales y sin discriminar contra los dominicanos de descendencia haitiana, ni optar por xenofobia contra todo aquel que parezca haitiano como si estuviéramos en aquellos tristes episodios del perejil.
Del mismo modo repito que en la Republica Dominicana no solos los haitianos han sufrido la explotación del trabajo sino los mismos dominicanos. Por tal razón el problema del presente tiene raíces viejas que para poder sustentar el árbol sobre la superficie se han profundizado y han salido toscas y más visibles. Los haitianos no están llegando armados a otro lado de la frontera como no los han hecho los miles de dominicanos que llegaron a Washington Heights en el mismo centro de Nueva York.

No todo está dicho en unos cuantos párrafos, es imposible, resta un tema complejo que se relaciona con la llamada supuesta hispanidad en la República Dominicana, una hispanidad que una minoría elitista ha tratado de imponer a la población tomando como base de sustentación de la misma  el antihaitianismo y la negación del origen africano de una mayoría de la población del país. La historia desmiente beneficio alguno de la llamada madre patria y la expresión más elevada de ese desprendimiento es la guerra de la Restauración de 1863-1865 que reconfirmó la independencia del país de una España colonialista y explotadora, como sucedería cien años después contra Estados Unidos con la Revolución de Abril de 1965.
La Republica Dominicana está altamente capacitadas para repeler cualquier agresión venga de donde venga, como lo ha demostrado. La supuesta invasión pacífica de haitianos no es más que una distracción de sectores que necesitan más tiempo para seguir corrompiendo los estamentos y los recursos del Estado.

Eramis Cruz