Aquí en Puerto Rico, cuando se enferma, muere, asesinan, o desaparece un periodista, comunicador, locutor o ligado al área de las comunicaciones, se trazan campañas a cada segundo, se entera hasta el que no ha nacido.
He hablado con varias personas en la República Dominicana, sobre la desaparición hace más de dos semanas del comunicador Alci de la Rosa y existen cientos o miles de quisqueyanos que no lo sabían o no lo saben, estoy segura, porque es que una foto de de la Rosa, debería ser pasada por todos los noticieros en cada edición hasta que aparezca, vivo o muerto, espero que con vida, aunque sospecho que no.
He estado leyendo sucesos y actividades que han hecho olvidar al parece, que el locutor aún no aparece, después de desmontarse de la parada Eduardo Brito, en la Avenida Padre Castellano, okey. ¿Pero hacía donde siguió?
Insisto en que hay que seguir la búsqueda, que no me digan que si se suicidó, hay que esperar “que el mar devuelva su cuerpo”, ¿Quién lo vio tirarse del puente hacia el Río Ozama? ¿Quién? , entonces carajo, hay que considerar otros ángulos de ésa misteriosa desaparición.
Hay que seguir buscando, señores, hay que estudiar que pudo haber sucedido y recrear posibles escenas subsiguientes. Sí alguien no aparece, no hay que conformarse, debemos insistir y agotar los recursos posibles, salir a las calles preguntar con foto del Alci, interrogar, buscar delincuentes que se dedican a secuestrar personas, presionarlos a ver si ha saben algo, porque ellos se comunican unos con otros.
Busco todos los días, noticias de ése caso y muy poca información referente a la desaparición del periodista, locutor y comentarista Alci de la Rosa. Se necesita una publicidad más agresiva por todos los medios, es irónico, un hombre que trabajó tanto en la radio. Me lastima ésa tranquilidad que han mostrado, me duele, porque es dominicano como tú y como yo.
¿Dónde estará Alci? Sí se suicidó, porque aún su cuerpo no aparece, ¿Por qué éste silencio que no me gusta para nada?
Estuve leyendo que el colega estaba depresivo, que tenía deudas, ¿Por qué ésa parada, sino vivía en ése el sector? Una parada errática o quizás planificada, consciente o premeditada.
Todo apunta según leí, que pudo haberse suicidado lanzándose del puente, hacia el contaminado Rio Ozama, ¿Y si no fue así?
Ése río Ozama es misterioso, tramposo, lo conozco nací cerca de él, jugaba softbol en un play de pelota a su alrededor, me asustaba siempre su caudal, asesino, silente, ladrón de gente, se hacía dueño de los cuerpos por semanas, pero hay que seguir buscando, porque ¿Y sí el apesadumbrado profesional de la radio, no se lanzó al agua? ¿Y sí su mente se nubló, o está por ahí perturbado, triste, atrapado, en su mente perdida?
Es un misterio aterrador ésa desaparición del veterano locutor de 70 años, quién salió del lugar donde dejó parte de sus años y su vida, salió de Acroarte, señores, el pasado domingo 7 de diciembre, luego de una reunión evaluativa de los Premios "Soberano".
Si era cierto que estaba en depresión, condición que desconozco si realmente la padecía o no. Entonces ¿nadie, lo sentía deprimido? porque la depresión duele, se nota, pesa, ata, aniquila y vuelve nada.
Como el hermano Alci, hay miles de profesionales, con sonrisas fingidas y pesares que son libras de tristezas adornadas de risas, de horas insomnio, deseos de morir y desaparecer, para no sufrir, hasta de la inapetencia de la vida.
Como Alci de la Rosa, deambulan por el mundo otros colegas, arrastrando, preocupaciones, soledades, presión silenciadas, como él existen y van caminando ausentes montones de mujeres y hombres con sus miradas perdidas y voces débiles. Pero caminan, porque no pueden parar, porque es peor quedarse estático, llorando, maquinando cómo sobrevivir, después de dar tanto, de ofrecerlo todo y ver la vejez, a veces, con las manos vacías y el alma arrugada.
Como Alci de la Rosa, se van desgastando muchos colegas y profesionales del deporte, la televisión, radio, periódico, atletas, entrenadores, que nos llenaron una o varias veces de gloria y hoy mendigan atención, una visita, un abrazo, una conversación, una llamada, unas gracias, un medicamento, una ayuda.
No aparece, Alci, entonces, hay que levantar las piedras, caminar la Ciénaga entera, Los Guandules, Gualey, Ensanche Espaillat, Barrio 27 de Febrero, hacer un operativo profundo en ésos lugares cercanos, desde donde descendió Alci, en esa parada del congestionado Metro. Hay que ir por ésos barrios, limítrofes y preguntar, regar fotos de él por doquier, porque ¿Y si no está en el río su cuerpo?
No sabemos, si su mente, pudo bloquearse y andar por ahí deambulando, sin saber siquiera su nombre, su valor, el aprecio, que se ha ganado y que se llama Alcibíades y que dejó el forro en la radio.
Ya lo sé, que no aparece Alci, lo sabemos, pero es desesperante para su familia, no saber nada ni dónde está.
La mente humana es muy compleja, la razón se pierde por nada, sé que lo están buscando los buzos, pero también se pierde uno en la tierra, también uno vaga sin rumbo, perdido, buscando el lugar, a dónde se suponía que él llegara, a su casa, pero no llegó y ésa agonía duele.
No llegó a su destino Alci de la Rosa, se bajó en la parada cerca del puente Francisco del Rosario Sánchez, parada peligrosa, llena de rateros, delincuentes, carteristas, lo sé porque mi niñez se forjó allí.
Si no aparece en el agua, hay que seguir rastreando, hay que buscarlo, ¿en dónde?, no sé, pero Alci ha de aparecer, ¿o se lo tragó la tierra? Por Dios.
Dominga Valdez.