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viernes, 5 de diciembre de 2014

Arrodillarse cada día ante Dios, un gesto de fe, esperanza y victoria

Cuenta la historia de un hombre muy rico y orgulloso que quería encontrar a Dios. Un día se acercó a un ermitaño que vivía en las afueras del pueblo, hombre sabio y prudente, quien lo llevó a lo alto de la montaña.
    
Allí lo dejó durante dos días, sin permitirle beber agua. Luego fueron donde nacía el río del pueblo, y le dijo:
    
En este momento, para sobrevivir necesitas agua. ¿Cómo lo harías? 
    
El hombre se arrodilló, y bajando su cabeza bebió del cañito de agua que brotaba del suelo. 

Entonces el sabio le manifestó:
    
Eso es lo que harás para encontrar a Dios. Deja a un lado tu orgullo y reconoce tu necesidad de Dios, la fuente de agua viva, arrodillándote hasta tocar el suelo. Es la única forma de beber el agua que te salvaría de morir de sed. Asimismo, para salvar tu alma, debes reconocer que sin Dios no tienes salvación. (Autor desconocido). 
    
Desde pequeño nos enseñaron que arrodillarse era la más fiel manera de alabar y reconocer con humildad la grandeza de nuestro santo Creador y sobre todo conectarnos con El en cuerpo, alma y espíritu a través de la oración. Pero hoy más que nunca nuestro país necesita arrodillarse cada día ante Dios y ante el poder de su hijo Jesucristo. Solo bastaría con abrir un periódico de circulación nacional, sintonizar una emisora determinada o encender el televisor para darnos cuenta que cada rincón del país se está volviendo árido por la cantidad de acciones criminales que cada día convierten las mañanas en noches, las tardes en arenas movedizas y las noches en infiernos. Pero la pregunta que muy pocos se hacen es el por qué de tanta maldad y desprecio por la vida?, la respuesta a esta pregunta está en la historia antes narrada, el hombre y la mujer han dejado de arrodillarse ante la fuente de agua viva y eterna que nos salva de morir de sed. Están muriendo de sed muchas parejas y hogares dominicanos porque han expulsado a Jesús de sus vidas, no le permiten la entrada al dueño de la fuente del agua que llena de plenitud y que una vez dijo: el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna. (Jn 4, 14). Y por eso cada día una mujer es maltratada física y psicológicamente o muere  en manos de su esposo.  Están muriendo de sed miles y miles de niños y jóvenes por causa del consumo de drogas y alcohol, porque sus padres  de manera insensata han ridiculizado la presencia de Dios en sus vidas y han permitido que la oración y hacer la voluntad de Dios sea sustituida desde el mismo seno familiar por el libertinaje sexual, la soberbia y la desobediencia. 
   
Es tiempo de que en cada hogar y espacio de la República Dominicana cada uno vuelva a tocar el suelo con humildad, porque no hay nada más grande en el universo que un ser humano orando de rodillas, sólo practicando este gesto de fe volvería a renacer en nuestro país la esperanza y la paz que tanto se necesita en este momento, y si es realizada con un corazón arrepentido en el nombre poderoso de Jesús, la victoria en contra del mal estará en nuestras manos. 

Mario José Almonte
Mario José Almonte