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lunes, 8 de diciembre de 2014

¿A qué somos llamados como hijos de Dios?

Desde que Dios pone sus ojos en el pueblo de Israel, lo primero que les hace saber es que deben oír y obedecer.  Además de temer, no por miedo, más por amor, porque el que ama obedece y da honra.
   
 Lo que significa que nosotros somos llamados a oír, a obedecer, a temer y a servir.  Leamos algunas citas:

“Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad? ”  Deuteronomio 10:12-13
“Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.” Deuteronomio 28:2
   
 “Si obedeciereis cuidadosamente a mis mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a Jehová vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma, yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite.” Deuteronomio 11:13-14

“En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis.”  

Deuteronomio 13:4

El propósito de Dios enseñarnos a oír, obedecer, a temer y a servir, es porque él entiende que son llaves que abren puertas en los cielos, para que su favor y su gracia sean derramadas, es  a nosotros  que nos conviene  guardar su palabra, caminar en sus mandamientos y hacer su voluntad.
    
En el capítulo 6 de Deuteronomio nos habla de “El gran mandamiento” señalando aquí el resumen específico de lo que Dios quiere que hagamos para poder entrar a la vida eterna.
    
El libro de Deuteronomio 6:1-9, es muy explicito   cuando Dios  establece sus principios, leyes, estatutos y ordenanzas, para poder morar en esa tierra prometida que fluye leche y miel, válido también para el reino de los cielos.
    
“Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla;  para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados.
    
Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová el Dios de tus padres. Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.  Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
    
Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.”
Maricela Ortiz.