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martes, 4 de noviembre de 2014

“Poner dedo en llaga”

Lo mejor del pueblo dominicano debe estar consciente de que siempre existirán esos que busquen evitar que las cosas en este país cambien para mejorar y  que se pague la deuda social que se tiene. Esto implicaría tener que enfrentar todos aquellos que se nutren o han nutrido, de un desorden organizado.
    
Siempre que intentes enfrentar fenómenos como: delincuencia, crimen organizado, corrupción, entre otros; tendrás que estar conscientes de que tendrás que luchar contra lo que ha permitido que esos que viven bajo ese tipo de sistema o forma de vida en la que le produce riqueza, no van a permitir que de forma tan fácil, les impida o arrebaten lo que tienen.
    
Todo el que se mantiene indiferente o se alía a los distintos fenómenos sociales, no tendría que sufrir, sin embargo, llega un momento en que ya no se respeta a nada ni a nadie, lo que vale es mantener el poder que se ha conquistado a "como de lugar".
    
Sí bien es cierto que nuestro orden social está en descomposición, no ha llegado ni ha tocado fondo, como para hechos que vienen ocurriendo desde hace dos semanas, que no pueden verse en modo aislado, si realmente queremos comprender para enfrentar como sociedad, qué los motivaron y cuál móvil les genera sus acciones. Estos fueron: El asesinato del sargento que estaba como seguridad en casa de la madre del Procurador; los hechos ocurridos en la Victoria y Najayo; el atentado en el Metro; y a las torres eléctricas del Sur.
    
Los hechos, como el arresto hace aún más tiempo de personas ligadas supuestamente al narcotráfico y otro por corrupción han puesto a pensar al más iluso de todos, lo que ha ocurrido. Pero lo que pone aun más a pensar, es la "urticaria" que ha provocado, el cuestionamiento hacia la presunción de inocencia de un Senador por asuntos de corrupción y otros delitos, y aparecen una series de defensas y una querella, una de legisladores y otra de abogados, buscando desacreditar al acusador, en este caso al Procurador, como para evitar el proceso. Cuando lo que debe buscarse es que se diluciden las cosas y que sea por medio de los tribunales que se determine lo fundamentado o no de las acusaciones. Al parecer, hay grupos que no se han sentido cómodos, o se han sentido aludidos o se han visto en el mismo espejo que la del Senador acusado; por la acción del Procurador ‎ al poner "dedo en llaga".
    
Pero, asimismo cómo hoy vemos lo del máximo representante del Ministerio Público, sucedió con la mag. Fiscal del Distrito Nacional. Yeni Berenice Reynoso Gómez. De forma coincidencial, uno de los abogados que defendió la jueza en el caso contra la indicada fiscal, es uno de los que hoy acciona contra el Procurador por una querella "en defensa de la democracia". Pero ambos casos tienen el elemento común, que corresponde a casos de supuestos actos de corrupción.
    
Al parecer el mensaje que existe es que si "tocas o pones el dedo en llaga", contra algún fenómeno ‎deberás enfrentar todo lo que desee impedir que sea ventilado o que tienda a impedir su "tranquilidad".
    
En otras sociedades, en las que hoy tenemos como ejemplos para evitar llegar a "tocar fondo", como Colombia y México, comenzaron por algún lado a permitir que la impunidad, o la falta de cuestionamiento, fuera imponiéndose a la confianza de las instituciones y llegaron o han llegado a ser permeadas por fuerzas de poder económico cuestionables del narcotráfico o de la política corrupta. Ya sabemos el costo que tuvo que pagar Colombia al enfrentar el narcotrfiaco y el crimen organizado y lo que hoy está pasando México en el cual uno de sus últimos hechos vergonzosos, cómo Estado, ha sido la desaparición de 43 jóvenes estudiantes de una localidad, y los que hoy están siendo señalados es la mano política de un alcalde y su esposa, además de la indiferencia de un Presidente.   

A esto se suma que los familiares de esos estudiantes, no confían en las instituciones mexicanas, que a más de un mes, no han dado con pistas sobre esos muchachos; y han pedido que sean forenses argentinos los que se encarguen de investigar el caso y no los mexicanos. Han perdido la confianza en esas instituciones. Lo que han pasado sociedades cómo las mencionadas, no llegaron a esos y estos niveles por obra de arte y magia, sino fue el fruto de procesos, unos tras otros y que fueron dando "puñaladas" a‎ instituciones que debían dar respuestas, pero se prefirió "sacrificar" a pueblos y mantener la impunidad o simplemente dejar pasar.
    
Cómo sociedad y país, debemos aprender de esas experiencias, a que cuando se pone el dedo en llaga, ante fenómenos distintos, se tienen respuestas de sectores como una especie de desafío a la propia autoridad; o pretenden socavar la confianza que se tiene, mucha o poca, en las instituciones de que contamos. Debe llegarse hasta el fondo de qué han provocado hechos como los mencionados y no dejar amilanarse por "querellas" ni ciertos revuelos causados por legisladores ante quien acusa.
    
Asimismo, que cuando se intente buscar respuestas a cuestionamiento que se hace a un funcionario o ex funcionario, la forma de determinar su realidad o no, es que se permita conocer en justicia, si hay o no podredumbre en esas heridas, pero no tomando como posición que se evite o se detenga la acción, buscando amedrentar, tanto al acusador como la tranquilidad de todo un pueblo.
    
Las sociedades como las ya  mencionadas tuvieron los mismos yerros parecidos a  la nuestra. Instituciones que se hicieron compromisarios con la impunidad, el narcotráfico, el clientelismo, el crimen organizado o la corrupción. Quienes manejaron las mismas, pensaron que esas naciones eran fincas propias y que podían hacer cuanto quisieran para beneficios particulares como si eso no tendría un grave detonante tiempo tras tiempo, siendo un mal mensaje y abono a la debilidad institucional y la confianza. 
    
A estas situaciones de países hermanos, que no son los únicos  que pasaron o pasan, siendo presas de esos fenómenos sociales que hemos mencionado, ‎tenemos la oportunidad de evitar que podamos caer y tocar fondo. ¿Estamos esperando que realmente tocar fondo para poner el candado? No sigamos permitiendo que el colocar "dedo sobre la llaga", provoque desafíos a la autoridad, que busque imponer terror, miedo y mayor desorden. Nadie, sea quien sea, está por encima de la ley, si esto deja de cumplirse día a día, seguiremos haciendo camino hacia donde quieren llevarnos los que desean seguir viviendo en este desorden organizado que padecemos justos por pecadores.
Lic. Jordi Veras.