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lunes, 20 de octubre de 2014

Matrimonio y Violencia de género

Es doloroso y frustrante leer, oír y ver las estadísticas mundiales sobre las muertes pasionales, ya sean estas catalogadas como feminicidios o muertes de varones por manos de sus mujeres. Sin duda alguna que lo que está de moda es resaltar los feminicidios  en los cuales la mujer es la víctima y el hombre el monstruo asesino. NO QUIERO JUSTIFICAR LOS FEMINICIDIOS, en ninguna manera, pero como comunicador debo ser justo y no ir en la corriente de congraciarme con los que solamente desean oír palabras fuertes y atacantes al género masculino. Las veces que he tocado este tema no han faltado las feministas que desearían matarme, pues no están acostumbradas a analizar imparcialmente a nadie que al parecer les adverse.
La degeneración de la sociedad dominicana en su conjunto y la falta de los seguimientos a las reglas divinas sobre el matrimonio, base fundamental de la familia y de la sociedad, es lo que ha desencadenado todos los males que hoy vemos en el espectro social y muy particularmente en la violencia de género de la sociedad dominicana la cual concluye con la muerte de uno de los que viven en pareja. Es muy injusto tratar este tema de forma aislada, pues los feminicidios son simplemente el resultado del desvarío o derrotero desafortunado de nuestra sociedad.
El concepto generalizado de feminismo es hacer lo que se me venga en gana conmigo y con mi vida y cualquier cosa que contravenga mis deseos es una violación a mis derechos, en el feminismo desenfrenado solo se enarbola los derechos y se ignoran los deberes. Existe la creencia de que reglas divinas como el matrimonio es cosa del machismo opresor y por vía de consecuencia ese estamento legal debe desaparecer. Bástale a una mujer querer tener una nueva aventura para destruir a trocha y mocha el sagrado matrimonio alegando ellas el derecho de hacer con sus cuerpos lo que se les venga en gana, pues si el hombre y la mujer son iguales, ellas de pleno derecho pueden hacer lo mismo que hace el hombre. Y EN ESO ESTAMOS DE ACUERDO.
En lo que no estamos de acuerdo es en alegar derechos sin cumplir deberes.
Siempre he creído que si un hombre se casa y sale y hace lo que a él le viene en gana con su vida, entonces su mujer está libre para hacer lo mismo. El matrimonio no obliga solamente a la mujer, muy por el contrario los sujeta a los dos. La regla divina es un hombre y una mujer en completa unidad e igualdad de derechos, deberes y acciones.
Hoy en día las gentes quieren hablar de feminicidios o violencia de género  ignorando las causas que lo producen. Dios creó al hombre y a la mujer en condiciones de igualdad, pero con jerarquías diferentes, pues siendo el matrimonio un complejo sistema de convivencia es necesario que haya una línea de mando para lograr los fines de esa compleja empresa. Al igual que un carro no debe tener dos guías, pues se supone solamente hay una vía para llegar al objetivo, una vez iniciado el recorrido,  del mismo modo en el matrimonio no pueden haber dos cabezas, no deben haber dos visiones y por ende no puede haber dos autoridades con el mismo poder de acciones. Cuando este principio no está claro entonces vienen los desajustes y muchos terminan en muertes.   
No podemos sacar a una pareja dominicana de su entorno social, se supone que la familia es la base de la sociedad, y si la sociedad está podrida es porque las familias ya lo están. Si el rector de la sociedad dominicana es el gobierno, y el gobierno es corrupto, violento, impune e indolente, la sociedad bajo ese gobierno también lo es. El gobierno sale de las familias que componen esa sociedad, y así como en el matrimonio la cabeza es el hombre y el hombre debe ser fiel, del mismo modo el gobierno debe tener principios y fidelidad moral para controlar los gobernados.          
Ahora vayamos al diccionario y definamos algunos términos:
Feminismo, es un conjunto heterogéneo de ideologías y de movimientos políticos, culturales y económicos que tienen como objetivo la igualdad de derechos entre varones y mujeres, así como cuestionar la dominación y la violencia de los hombres sobre las mujeres y la asignación de roles sociales según el género. El movimiento feminista ha creado un amplio conjunto de teorías sociales; una teoría feminista que ha dado lugar a la aparición de disciplinas de estudio como por ejemplo la teología feminista, la historia feminista o los estudios de género, entre muchas otras. Feminismo es, según Celia Amorós, la lucha por la igualdad de las mujeres y los varones en tanto que seres genéricamente humanos, que se articula sobre el eje de las vindicaciones de mujeres que piden, para sí, lo que se ha definido como genéricamente humano. En la medida en que nociones como individuo, ciudadano, se han definido por los varones como genéricamente humano, se dice que las mujeres piden la igualdad con lo genéricamente masculino. Pero esto no debe confundirse con pedir lo identitariamente masculino. Nancy Cott define el feminismo como: "creencia en la importancia de la igualdad de género, invalidando la idea de jerarquía de género como concepto construido por la sociedad".
 Libertinaje, se utiliza para hacer referencia a aquellas conductas y comportamientos considerados inmorales, que no respetan la ley y que tienen por objetivo la búsqueda del placer inmediato sin importar las consecuencias o el modo que tales conductas afectarán al resto de los miembros de la sociedad. Es importante señalar que si bien comparte ciertos elementos con la idea de libertad, el libertinaje sin duda porta una carga negativa ya que implica desenfreno e inmoralidad.
 Feminicidio, es un neologismo creado a través de la traducción del vocablo inglés femicide y se refiere al asesinato evitable de mujeres por razones de género. El feminicidio entra en la esfera de la violencia contra la mujer, pero también toma otras formas. Aunque existen otros casos como una mala o falta de atención médica durante el embarazo o el parto que pueden acarrear la muerte de la madre. El feminicidio, parte del bagaje teórico feminista, procede tanto de las autoras Diana Russell y Jill Radford en su obra Femicide. The politics of woman killing como por Mary Anne Warren en 1985 en su libro Gendercide: The Implications of Sex Selection. Ambos conceptos fueron castellanizados por la política feminista mexicana Marcela Lagarde como "feminicidio", siendo adoptado este término, tras un largo debate, frente al término "genericidio". 
Machismo, es una forma de sexismo en la que se discrimina y menosprecia a la mujer considerándola inferior al hombre. El machismo está fundado en ideas preconcebidas y estereotipos, fuertemente influenciados por el entorno social. La mentalidad de que la mujer debe tener una actitud de sumisión hacia el hombre se manifiesta de diferentes maneras, por ejemplo, con actitudes y comportamientos de menosprecio, control. En algunas ocasiones, se manifiesta en agresiones físicas y psicológicas y se conoce como violencia de género.
Autoritarismo, en las relaciones sociales, es una modalidad del ejercicio de la autoridad que impone la voluntad de quien ejerce el poder en ausencia de un consenso construido de forma participativa, originando un orden social opresivo y carente de libertad y autonomía.
Violencia, es el tipo de interacción humana que se manifiesta en aquellas conductas o situaciones que, de forma deliberada, aprendida o imitada, provocan o amenazan con hacer daño o sometimiento grave (físico, sexual, verbal o psicológico) a un individuo o a una colectividad; o los afectan de tal manera que limitan sus potencialidades presentes o las futuras.
Ahora bien, con estos términos definidos podremos analizar mejor nuestro tema de lo que es la violencia de género en la Republica Dominicana. Creo que no debemos compararnos como país en igual condición que otros del área, me refiero a El Salvador por ejemplo, pues el nivel de podredumbre en ese país en inconmensurable, pero si debemos tomar en cuenta países desarrollados y de una densidad de población mayor a la nuestra porque ese el modelo que debemos seguir y superar, y me refiero a USA, Francia o España, por ejemplo. En el caso de España nuestra comparación en violencia de género es abismal y alarmante, lo que indica que si quisiéramos tener una sociedad, de al menos como la española, tenemos un gran desafío en áreas como educación, salud pública y seguridad ciudadana.   
Hablar de educación ciudadana, sin considerar a Dios como elemento básico de norma moral y cívica, es un grave error. Al sacar a Dios y sus preceptos de nuestra educación estamos dando estrada a la barbarie y a la degeneración, que es precisamente lo que tenemos hoy. Una sociedad donde las instituciones divinas como el matrimonio son un negocio humano cualquiera, el divorcio no es más que la solución a ese desvarío, por lo que casarse carece de importancia y por vía de consecuencia el adulterio es la norma y lo propio. Bajo esa visión el autoritarismo y el libertinaje es el común denominador de las parejas dominicanas de las clases bajas y media, lo que se traduce en machismo o feminismo irracional y los resultados son violencia de género.
Mientras Dios no sea el eje de nuestra idiosincrasia cultural, la barbarie será nuestra guía.
El matrimonio debe ser una materia de clases en nuestras escuelas primarias, y un elemento de estudios a nivel de secundaria. De ese modo tendríamos jóvenes bien formados y respetuosos del concepto de la familia y el propósito de Dios para ella. Una familia formada bajo los lineamientos divinos del matrimonio, producirá una sociedad fuerte sin machismo ni feminismo.
No puede haber un matrimonio bueno si no hubo antes un noviazgo de calidad. No puede haber un noviazgo de calidad, cuando al menos uno de los dos de la pareja, no ha tenido un hogar de calidad.
La composición de la mayoría de las familias dominicanas, están basada en la unión libre o del adulterio. Bajo tales modalidades es difícil que un joven piense en contraer el compromiso de casarse pues para el eso no tiene sentido, no lo tiene ni desde el punto de vista moral y menos desde el punto de vista económico.  Además, el noviazgo es cosa de gente rara y una pérdida de tiempo. Los conceptos morales de la virginidad y la castidad son cosas del pasado o cosas de gentes que se creen la gran cosa. Lo normal es que si tú me gustas y yo te caigo bien, vamos pa’ lla’. Luego vienen los celos, los desacuerdos, los disgustos y cada quien por su lado, eso, si las divisiones salen de mutuo acuerdo, pues lo general es una paliza o la muerte.
¡Pero obispo, de por Dios, no sea tan exagerado!
Sí, creo que estoy exagerando un poco. Pero prefiero exagerar a ser liviano con este tema.
Las feministas acusan a las iglesias de ser una retranca para ciertas conquistas que desean obtener las féminas, como por ejemplo el aborto, la planificación y la educación sexual. Ellas dicen que las iglesias promueven una imagen desfasada de la mujer y las proyecta menos que el hombre, yo creo que se están refiriendo a la iglesia católica romana, pues los católicos están reunidos para tocar el tema de los homosexuales, los divorciados y los recasados y las uniones libres, pero ellos como son hombres y célibes no son capaces de entender a las mujeres y sus reclamos, y yo me veo tentado a apoyar esas posiciones, pero esa no es la posición de la Biblia.
Ellas tienen razón parcial, pues la Biblia dice que un obispo tiene que tener su propio matrimonio para ser ejemplo en la iglesia, y es obvio que los católicos no son fieles al mandato de Dios en ese respecto, pues han creado una postura humana no bíblica que se llama celibato. La Biblia dice: 1 Timoteo 3 Reina-Valera Antigua (RVA) 1- PALABRA fiel: Si alguno apetece obispado, buena obra desea. 2 Conviene, pues, que el obispo sea irreprensible, marido de una mujer, solícito, templado, compuesto, hospedador, apto para enseñar; 3 No amador del vino, no heridor, no codicioso de torpes ganancias, sino moderado, no litigioso, ajeno de avaricia; 4 Que gobierne bien su casa, que tenga sus hijos en sujeción con toda honestidad; 5 (Porque el que no sabe gobernar su casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?).       
Pero creo que el asunto del feminismo debe ser tomado muy en cuenta pues el enemigo de la sociedad usa esa vía para degenerar la mujer. No forma parte del feminismo el sagrado pacto del matrimonio, muy por el contrario postula por formas que van en desmedro de esa institución sagrada y promueve el libertinaje. Mientras en matrimonio no vuelva a ser lo que Dios ha dispuesto, la sociedad seguirá degenerándose y se aumentará la violencia de género.
El estado debe aportar su grano de arena desde sus principales poderes:
Legislativo: creando leyes que afiancen el matrimonio según Dios, leyes que ayuden no solo a castigar la violencia de género, sino más bien a educar para prevenirlo.
Judicial: aplicar la justicia sin impunidad y sancionar ejemplarmente a los violentos.
Ejecutivo: por medo del ministerio de educación, educar para prevenir. Por medio del ministerio de salud, educar para prevenir, y por el ministerio público, velar para que se apliquen las sanciones de forma justa y sin impunidad. El presidente y su corte deben ser el ejemplo de tener matrimonios ejemplares y ser el garante de esa sagrada institución.
La Iglesia de Dios por su parte, debe ser fiel a mantener la doctrina de Cristo en cuanto al matrimonio y a la formación de novios inteligentes, para tener familias estables y felices.
Dios los bendiga a todos.     
 Autor: Casimiro Tavárez.   

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