Hoy celebramos a nuestra madre María, bajo la advocación de nuestra Señora del Rosario. “Familia que reza unida permanece unida”, por eso nos encomendamos a su protección maternal en este mes de octubre dedicado a las misiones y al Santo Rosario.
Con una vigilia de oración el sábado por la noche fiesta de san Francisco de Asís, la Iglesia Católica ha dado inicio a la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los obispos, que se realiza en Roma-Italia y que concluirá el 19 de octubre, con la Beatificación del Papa, Pablo VI, en la ciudad del Vaticano.
Un sínodo es una asamblea y en este caso reúne a los obispos presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo, en la ciudad del Vaticano para dialogar, debatir, reflexionar, evaluar y profundizar los datos, testimonios y las sugerencias enviadas por las iglesias particulares, a fin de responder a los nuevos desafíos de la familia y elaborar juntos un documento que exprese esos desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización, en esta primera etapa. En la segunda etapa que se realizará en el 2015, se asumirán estos resultados y se van a individuar las líneas operativas pastorales, de modo que en todo el mundo podamos trabajar en comunión y hacia una misma dirección en favor de las familias y sus valores fundamentales.
Entre las temáticas que serán evaluadas y reflexionadas en este sínodo se encuentran: El designio de Dios acerca del matrimonio y la familia, el evangelio de la familia y la ley natural, la familia y la vocación de la familia en Cristo, la pastoral de la familia y los desafíos; situaciones difíciles como la convivencia, uniones de hecho, divorciados y vueltos a casar, madres solteras, adopciones de niños en parejas del mismo sexo, entre otros.
Subraya el Instrumento de Trabajo en el numeral 44 que: La familia debe afrontar diariamente numerosas dificultades y pruebas, como señalan muchas respuestas. Ser una familia cristiana no garantiza automáticamente la inmunidad a crisis incluso profundas, aunque al pasar por ellas la familia se consolida, llegando así a reconocer su vocación originaria en el designio de Dios, con el sostén de la acción pastoral. La familia es una realidad ya “dada” y asegurada por Cristo, y al mismo tiempo es una realidad que hay que “construir” cada día con paciencia, comprensión y amor.
Se presenta entonces la necesidad de ayudar a las familias, que muchas veces ponen resistencia a las enseñanzas de la Iglesia acerca de la moral familiar, por falta de una auténtica experiencia cristiana, de un encuentro personal y comunitario con Cristo, que ninguna presentación —aunque sea correcta— de una doctrina puede sustituir. (IL 15).
Pidamos en este día a nuestra madre del cielo que nos ayude a realizar una verdadera experiencia de encuentro personal con el Maestro –Jesús- que nos identifique y sustente nuestra fe para vivir y comunicar los verdaderos valores humanos y cristianos en la familia y en la sociedad. Solo podemos transformar la sociedad desde dentro y con valores.