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martes, 9 de septiembre de 2014

Saliendo de la clínica, un infarto se la llevó

Irma llegó de la universidad y encontró a su madre sudorosa, no podía respirar. Mami: “vamos a la clínica, te ves muy mal”. Como de costumbre Antonia responde: “eso se me pasa, ya me tomé un antiácido, déjame terminar de recoger”.
La hija no quedó tranquila, y sin dar muchas vueltas, la mete en el carro y se dirige a la emergencia más cercana.
Ya en el vehículo, la mujer de unos 55 años se empieza a ponerse pálida, sudorosa, con náuseas y sofoques. La joven acelera su carrito con un único objetivo, salvar a su madre.
En sala de emergencia las y los médicos de turno le toman la tensión arterial, le inyectan un ansiolítico; y por supuesto se tranquiliza. Con menos de dos horas de observación la mujer es dada de alta.
La ciencia y las mujeres no tienen en su imaginario las enfermedades cardiovasculares en mujeres, entre otras causas porque existe cierta protección atribuida a las hormonas femeninas durante su edad fértil. No tenemos presente que las patologías cardiovasculares son la primera causa de muerte entre las europeas y que a partir de la menopausia la incidencia del infarto “diagnosticados” se va equiparando progresivamente en ambos sexos.
Las mujeres piensan que los problemas cardiacos no les van a pasar, así que no se cuidan y se despreocupan de la prevención, dicen los médicos. Pero nadie se ha ocupado de instruirlas.
En muchas ocasiones, a las mujeres el infarto les ocurre en la casa, o llegan tarde al hospital. Es importante las repercusiones del rol de cuidadoras, impuesto por la sociedad a las mujeres. Ser buena madre, o buena mujer implica postergar tus necesidades por el bien de la familia.
La historia no contada, es que el personal de salud no es entrenado para detectar en mujeres las enfermedades cardiovasculares. Los libros se sustentan en investigaciones realizadas en hombres, que se extrapolan a las mujeres. Las manifestaciones de enfermedades cardiacas no siempre son como se presentan en los hombre y la interpretación es diferente.  Si una mujer refiere dolor en el pecho  las y los médicos intuyen que es ansiedad, en un hombre puede ser un infarto.
Los hombres suelen sufrir de infarto a los 40 o 50 años, las mujeres son diagnosticadas posterior a los 60 años. Al detectarse a mayor edad, podrían acompañarse de otras patologías, como el de sobrepeso, diabetes e hipertensión, a esto se debe la mayor tasa de mortalidad por infarto en mujeres.
Sin sentirse plenamente tranquila, Irma se dirigió con su madre a la casa. Cuando la luz del semáforo le dio rojo, se giró a mirarla. Ya Antonia se había ido, Saliendo de la clínica, un infarto se la llevó.
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Por LILLIAN FONDEUR
LA AUTORA es médico. Reside en Santo Domingo.