El próximo sábado 27, hemos sido convocados por la Comisión Arquidiocesana de Animación Bíblica, a la Novena Marcha de la Biblia. El lema reza así: “La escucha de la Palabra de Dios, es fuente de renovación”. El punto de partida será desde la Parroquia Santuario Nuestra Señora de la Altagracia (Calle Del Sol), a las 4:00 p.m., y culminando con la celebración de la eucaristía, en la Parroquia Catedral Santiago Apóstol, El Mayor (30 de marzo), presida por nuestro arzobispo Mons. Ramón Benito de la Rosa y Carpio.
Uno de los motivos, por el cual se celebra el mes de la Biblia en septiembre, es que san Jerónimo, muere el 30 de septiembre (420 d. C.), un hombre sabio y extraordinario que gastó todas sus energías para que la Palabra de Dios pudiera ser traducida del griego al latín, acercándola así al mundo occidental. Fruto de ese esfuerzo tenemos la traducción “vulgata”, y ha sido la base de muchas traducciones. El 26 de septiembre de 1569, se termina de imprimir la primera Biblia en español, un esfuerzo encabezado por Casiodoro de Reino. Es bueno saber que se le llamó la “Biblia del Oso”, por tener en su pasta un oso comiendo miel.
La iglesia nos invita a dedicar, con especial atención, mayor tiempo y cariño, al Encuentro con la Palabra de Señor. La Dei Verbum, en el número 11, nos viene a decir: “Las verdades reveladas por Dios, que se contienen y manifiestan en la Sagrada Escritura, se consignaron por inspiración del Espíritu Santo”.
Hemos de destacar que la Comisión Bíblica, que preside el biblista y dinámico sacerdote William Antonio Arias, ha podido, a través de los años dar conocer la Palabra de Dios; de ahí entonces, que han desarrollado diferentes y diversos cursos, diplomados y talleres bíblicos en las catorce Zonas Pastorales. La feligresía católica, fruto de estos cursos, han fomentado una relación con la Palabra de Dios, un deseo fervoroso de profundizar y conocer como Dios se ha revelado a su Pueblo, y el compromiso de dar a conocer al Dios de Jesús, contenido en las Sagradas Escrituras.
Algunos países, además del nuestro, que celebran en septiembre el mes de la Biblia, figuran: Argentina, Chile, Venezuela, y Nicaragua.
La promoción de la Palabra de Dios, se le debe, a la Constitución Dogmática Dei Verbum, del Vaticano II (1962-1965), en el cual uno de sus principales esfuerzos fue devolverle a la Sagradas Escrituras un lugar primordial y central en toda la vida de la iglesia (DV 21; OP 16). El Concilio nos invita a acercarnos, estudiarla y comprender que ella es el testimonio escrito de la acción amorosa y misericordiosa de Dios en nuestra historia.
“Tu palabra es antorcha para mis pasos, luz para mi sendero”. (Salmo 119). Eso ha de ser la Palabra de Dios para todos lo que creemos en el Dios que nos ha salvado por medio de Jesucristo. La Sagrada Escritura es luz, y hemos de dejamos iluminar por Ella. Estudiar, orar y meditar la palabra de Dios, nos ayudará a ser mejores personas. La vida cristiana se purifica si observa el mensaje del Salvador.
Ciertamente que la escucha atenta de la Palabra de Dios, nos permitirá confrontarla con la vida diaria que llevamos, y allí sentado en nuestra propia alma, nos daremos cuenta, que el pecado ha lastimado el entusiasmo de la fe y disipado el fervor misionero. El espíritu de Dios nos indicará lo que debemos cambiar. Solo bajando al pozo de nuestra propia agua, nos daremos cuenta de las miserias que laceran el interior, y de esa manera renovarnos en la fe, la esperanza y el amor.