Si nosotros nos detenemos a pensar de los conflictos mundiales en los últimos siglos, nos podemos dar cuenta, que cada uno de ellos obedeció a intereses que a medida que ha pasado el tiempo, podemos valorar en su dimensión lo que ha representado para la humanidad.
En principio fue el valor del metal, específicamente el oro. Lo que podemos llamar conflicto por metales.
Al pasar el tiempo, y como el hombre descubre que el transporte, todo lo que signifique movilizarse, producir, y todo lo que provoca desarrollo, se mueve con petróleo. Hizo grandes guerras, muertes, desolación en diferentes renglones han sido provocadas por la supremacía de este liquido negro. Ya que resultaría que no se puede desarrollar un país sin pensar en el poder del petróleo.
Ahora viene un nuevo conflicto que se visualiza en el futuro: ¡El Agua!
Todas las formas de vida en la Tierra dependen del agua. Como se sabe, el agua dulce es muy preciada.
Alrededor del 97% del agua de nuestro planeta es salada y por tanto no es apta para el consumo humano. “Sorprendentemente, las tres cuartas partes del agua dulce de la Tierra están retenidas en los glaciares y los casquetes polares del hielo de manera que los lagos y los ríos” tan solo 0.01 % recurso hídrico humano es destinado al consumo.
Nuestro cuerpo tiene el más alto por ciento de agua. Todos los animales, vegetales necesitan del agua. Cualquier función orgánica o humana necesita del agua. Entonces debemos entender lo importante que es este líquido para todas las actividades diarias.
Sin embargo hemos sido testigo, de la poca conciencia que tenemos del “líquido vida” donde cientos y cientos de galones de derraman y se desperdician en todo nuestro territorio mientras otros anhelan que les llegue el agua.
Esto mismo que notamos en nuestro país, se observa en diferentes regiones del mundo. Por eso, las grandes fronteras luchan por mantener en su poder territorial los grandes nacimientos del agua bebible. Esto traerá como consecuencia, lo mismo que pasó con el petróleo, que dio origen al trabajo de las máquinas, y por ende el deseo de tenerlo.
Los poseedores de esos ríos, nacimientos de arroyos, unidades acuíferas, serán los que dominarán a los que menos lo poseen, esto traerá como consecuencia conflictos territoriales y por ende mundiales.
Cuidemos nuestra agua, pues en definitiva es nuestra fuente de vida por siglos de los siglos.
El autor es médico, escritor y profesor universitario