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sábado, 23 de agosto de 2014

El papa Francisco y su visita a Corea del Sur

En el marco de la VI jornada de la juventud Asiática y la beatificación de los 124 mártires asiáticos, el Papa Francisco, tuvo la oportunidad de animar en la fe al pueblo de Corea, construyendo puentes para la anhelada unidad de Corea del Norte y  Corea  del Sur, dividida desde aquella desafortunada guerra,  acaecida en el año de 1953.
    
La visita fue realizada del 13 al 18 de agosto. El lema oficial que sirvió de inspiración y referencia, rezaba así: “¡Levántate, resplandece, porque llega tu luz y la gloria del Señor brilla sobre ti!”.

Las misas fueron celebradas en latín, idioma oficial de la iglesia; predicaba en el idioma inglés, y las lecturas eran proclamadas en tagalog o filipino, en el idioma asiático, y el evangelio en coreano.

Lo dicho por su santidad Francisco, en Corea, de algún modo, debe resonar en nuestras conciencias y mover las fibras del corazón, so pena de quedarnos anquilosados en la mundanidad espiritual y materialismos que  agresivamente,  ofrece la sociedad de hoy.

El Romano Pontífice, ha resaltado, que ha sido significativo, que la historia de la iglesia en Corea haya comenzado con un encuentro directo con la Palabra de Dios. Les ha exhortado, no olvidar, para un mejor cuidado del Pueblo de Dios confiado, primero “ser custodios de la memoria”, los prelados de Corea del Sur son descendientes de los mártires, herederos de su heroico testimonio de fe en Cristo. 

Son además herederos de una extraordinaria tradición que surgió y se desarrolló gracias a la fidelidad, a la perseverancia y al trabajo de generaciones de laicos;  y segundo, “ser custodios de la esperanza”, que precisamente nos ofrece el Evangelio de la gracia y de la misericordia de Dios en Jesucristo, la esperanza que inspiró a los mártires. 

"Ustedes y sus hermanos sacerdotes ofrecen ésta esperanza con su ministerio de santificación, que no sólo conduce a los fieles a las fuentes de la gracia en la liturgia y en los sacramentos, sino que los alienta constantemente a responder a la llamada de Dios hasta llegar a la meta".     

Además, el Papa ha pedido a los presentes estar siempre cerca de sus sacerdotes, "animándolos en su labor cotidiana, en la búsqueda de la santidad y en la proclamación del Evangelio de la salvación".

Por otro lado, el Pastor Universal,  ha señalado la tentación de los agentes pastorales de adoptar "no sólo modelos eficaces de gestión, programación y organización tomados del mundo de los negocios, sino también un estilo de vida y una mentalidad guiada mas por los criterios mundanos del éxito e incluso del poder, que por los criterios que nos presenta Jesús en el Evangelio".

Por esta razón, el obispo de Roma,  ha invitado a rechazar esta tentación en todas sus modalidades. "Dios quiera que nos podamos salvar de esa mundanidad espiritual y pastoral que sofoca el Espíritu, sustituye la conversión por la complacencia, y termina por disipar todo fervor misionero".

 El Santo Padre, en el Santuario de los Mártires en Haemi, les alertó a 68 obispos de 35 países del Asia, de tres peligrosas tentaciones que subyacen en el espíritu del mundo, antes de emprender el camino del diálogo: el relativismo, la superficialidad y las respuestas fáciles. 

El Santo Padre, sostiene que no podemos comprometernos propiamente a un diálogo, si no tenemos clara nuestra identidad. Como pecadores que somos, estamos tentados por el espíritu del mundo.             

Uno de los modos en que se manifiesta, empañando nuestra identidad, es pretender, a toda costa, de esconder la verdad, y con ello, imponer el deslumbramiento engañoso del relativismo, que oculta el esplendor de la verdad y, removiendo la tierra bajo nuestros pies, nos lleva a las arenas movedizas de la confusión y la desesperación. La segunda tentación es,  la superficialidad. 

Esto es, entretenernos con las últimas modas, artilugios y distracciones, en lugar de dedicarnos a las cosas que son realmente importantes, y por último, apuntaba el papa Francisco, está en refugiarse, en la aparente seguridad que se esconde tras las “respuestas fáciles”, frases hechas, normas y reglamentos. La fe quiere darse a entender, da lugar al testimonio, genera misión. La fe viva en Cristo constituye nuestra propia identidad más profunda. 
Felipe de Js. Colón