A propósito de estar plena celebración de la Semana Santa y de la necesaria reflexión que nos invita la misma y ante tantas cosas feas que estamos viendo desde todo ámbito en esta sociedad. Tanto a nivel del orden público como privado y que necesariamente debemos reflexionar al respecto de lo que estamos padeciendo como país, donde se nota la degradación de forma alarmante y sin el menor rubor. Hay quienes piensan, que hoy poseen poder político o económico, que el mismo será eterno y que está por encima de todo y de todos y tarde o temprano llegará el momento en que en este país, todos tendrán que responder y asumir responsabilidades. Es por todo lo anterior, que, deseo transcribir un artículo que escribí en el año 2010, con el título: “A propósito de cuaresma”. En el mismo establecimos lo siguiente y cito:
“He querido traer a colación en estos momentos en que precisamente acogemos el tiempo de la cuaresma para mostrar una experiencia de vida de una celebridad y que es posible que mucha gente ya conozca sobre sus problemas y donde mucha gente puede visualizarse en cierta forma. Me refiero a uno de los mejores golfistas mundiales, el señor Eldrik Wood, conocido por su sobrenombre “Tiger Wood”. “Este deportista hasta hace poco lo tuvo todo en la vida, principalmente en el aspecto material, sin embargo, ciertas actitudes asumidas lo fueron llevando hacia un despeñadero que lamentablemente para él, han aparecido los mismos, que aprovechan la oportunidad para cuando una determinada persona tiene algún problema o cae en desgracia, en vez de sanar heridas, echan mayor fuego en la “yaga”. “Muchas veces mostrando los bajos sentimientos del ser humano, la envidia, el egoísmo, el hablar sin fundamento, pero habla que algo queda, la intromisión en asuntos privados, el morbo, en fin, la manera más baja de desearle al otro que siga hundiéndose en el fango”.
Sigo citando el artículo de marras: “En una conferencia de prensa que realizara el pasado 20 de febrero, el golfista profesional, exclamó ciertas cosas que ha sido la motivación del presente artículo y fue lo siguiente: “Sabía que mis actuaciones eran incorrectas, pero me convencí a mí mismo de que las reglas normales no me regían”. “Me equivoqué, fui un tonto, no hay reglas distintas para mí”.
“Una vez terminada sus palabras, su madre kultida Woods, le dijo a la prensa lo que le había dicho al oído a su hijo, lo siguiente: “Le dije ´estoy muy orgullosa de ti´. “Nunca pienses que estás solo”. “Mamá siempre estará para apoyarte y te amo”.
“De ambas declaraciones podemos aprender mucho. El hecho de que muchas veces los seres humanos con cierta capacidad económica, intelectual, profesional o física, piensa que sus facultades y aptitudes fuera de lo normal lo llevan al camino del éxito, pueden olvidar en el camino sus orígenes, el interés por los demás, el no adoptar la humildad como parámetro, sino la arrogancia”.
“Sin pensar que todo cuanto posee, materialmente hablando, que se rodea de fama momentánea, puede tener un fin tan rápido o amenaza de todo cuanto construyó en un segundo”. “Esas palabras debieran escucharla muchos que tienen en sus manos desde el sector público y privado, los destinos de una comarca, comunidad o de todo un pueblo a la hora de conllevar acciones no santas y fuera de lo legal y la mora”l. “O aquellos que llenan sus vidas de todo lo que puedan acumular como fortuna o hacen de sus vidas el amor por el dinero a toda costa y ante cualquier fin que lo justifique”.
Sigo citando: “Es parte también de la naturaleza humana que como tales, somos pasibles de cometer errores, lo importante es si somos capaces de reconocerlos y de enmendarlos y reflexionar para un cambio desde el fondo del corazón o si somos de aquellos que contribuimos a ese ser humano destruido a emprender el camino o seremos de los que contribuiremos con nuestros bajos sentimientos a seguir hundiéndola”. Que seremos un hombre o mujer que suma o de aquellos que restan todo el tiempo por lo miserable de sus vidas o de sus corazones”.
Es buen momento para que muchos y muchas que piensan que el mundo se lo pueden llevar por delante, pensando que nunca tendrá que rendir cuentas a nadie. Llegara el momento en que todo cuanto usted ha provocado se le revierte y quizás pueda aprender de experiencias ajenas como la comentada más arriba. O al menos detenerse a pensar que no somos infalibles y de que existen errores que podemos enmendar, sino tarde o temprano, tendrá que enfrentar la verdad que no se pulveriza con el poder terrenal.
Lic. Jordi Veras.