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miércoles, 5 de febrero de 2014
Las palabras con las que Minou se despidió de Dedé
Tras la muerte de Bélgica Adela Mirabal, mejor conocida como Dedé, quien murió luego de pasar varios días ingresada en un centro de salud, por problemas pulmonares, muchas han sido las personas que han manifestado pesar por su deceso.
Doña Dedé, de 88 años de edad, era hermana de Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, opositoras del régimen de Rafael Leónidas Trujillo, lo que les costó la vida, por lo que tuvo que hacerse cargo de los hijos de las heroínas.
Entre éstos niños está Minou Mirabal, actual diputada, quien aprovechó su perfil de Facebook para expresar sus sentimientos por la pérdida de la hermana de Dedé, quien la crió a raíz del asesinato de sus progenitores.
A continuación el texto íntegro escrito por Minou:
Cuando todo nos faltó, estabas tú. Cuando la ignominia nos arrancó de cuajo a nuestro papá Enrique, a nuestro abuelo, a tu papá querido, tu estuviste ahí: en el desconcertante trajín de los días, en la cantinita tibia y olorosa, en la carretera y en el tocador…
Acicalándole la cara al mal tiempo. Así como eras, así como siempre fuiste para ti, para esta nación que amaste siempre, así como siempre fuiste para nosotros, tu familia: incondicional y presumida, elegante y afanosa.
Cuando de la mañana a la noche, de un brutal garrotazo tus tres hermanas eran tres cuerpos quebrados de la vida, tres cuerpos yertos, tres cuerpos mudos, en tus propias narices tú, oh tú, tú fuiste la que se aseguró de que no fueran tres pasados nunca.
Tú fuiste la que gritó “asesinos” a los cuatro vientos y oídos del día, regalándole a esta República Dominicana, a este país tan tuyo secuestrado por el miedo, tu desobediencia a gritos como única posibilidad, tu indignación en carne como próximo paso.
Tú fuiste, mamá, tú fuiste aquella vez la más valiente, la más desesperada, la única “loca” en un país enfermo de exceso de cordura. O muerto de miedo.
Tú fuiste, mamá, con ese “asesinos, asesinos” “ustedes las mataron”, tú fuiste la que cortó la trenza que mantenía una nación completa atada a su propia cobardía.
Tú fuiste la que trepada en la cama de esa camioneta que llevaba a tus hermanas rotas al cementerio, fuiste la que destrenzó para siempre y de raíz la historia de servidumbre de una tierra esclava de su propio terror.
Tú fuiste, mamá, la que hermosa, joven, rozagante, en tu mejor momento de mujer, llegaste del cementerio a esconder tus pedazos para meter en la cama ya no a tres, sino a nueve hijos que criaste desde aquella abominable noche y hasta hoy como tuyos.
Y tú fuiste, por supuesto mamá, la que para siempre y hasta ahora, como bien nos dijiste, “lo diste todo por tu familia y por tu país”.
Tú fuiste, mamá, la que cuando todo nos faltó como nación, como mundo, como familia, como hijas e hijos, tú fuiste la que llenó todo con su presencia comprometida y eterna, con esa historia que nunca te cansaste de contar una y otra vez, para que tus hermanas nunca fueran solamente pasado.
Tú fuiste, mamá, tú fuiste la que cuando todo faltó, todo lo diste.