“La muerte es algo inevitable. Cuando un hombre ha hecho lo que él considera como su deber para con su pueblo y su país, puede descansar en paz. Creo que he hecho ese esfuerzo y que, por lo tanto, dormiré por toda la eternidad". (Nelson Mandela).
Nelson Mandela, nacido en Mvezo, El Cabo, Unión de Sudáfrica, el 18 de julio de 1918, fue uno de los más valiosos legados del siglo XX, luego de una batalla con la parca, exhaló su último suspiro físico, sin embargo su huella, su esencia y enseñanzas, jamás ni la muerte ni nada podrá borrar.
Durante 27 años de prisión jamás perdió la calma y al recuperar la libertad, unificó a una sociedad fragmentada sin aparente señal de recuperación social. Más tarde, siendo ya presidente, entendió lo que necesitaba su pueblo, fue entonces cuando su mensaje, llegó hasta los confines del mundo convirtiéndolo en el símbolo de la libertad y la lucha antiracial.
Su gran batalla fue contra el apartheid, la política de segregación racial del Partido Nacional Sudafricano, en 1948, para ese tiempo, Mandela dirigía un estudio de abogados en el que otorgaba consejos legales a los negros que carecían de toda ayuda y representación legal.
La suya fue una vida verdaderamente útil, sin alardes, ni grandeza, ni todos los lauros mundiales, ni los vítores a su carrera, ni el Nobel de la Paz, cambiaron nunca su manera de ser sencilla. Fue maestro y guía no solo para su pueblo, porque siendo como era, un humano universal al que dolía la gente, fue para los de allá, los acá y los de más allá, una meta a seguir, sus ideas y acciones eran el norte para acercarse a lo más parecido a la perfección.
Todas las flores del mundo no bastan para adornar su paso hacia ese espacio que nuestra imaginación no alcanza a describir, ni toda la luz de este universo en el que dejó han profunda huella, son necesarias para iluminarle, ya que de su propia personalidad emanaba suficiente luz como para irradiarnos a todos.
Más que flores, homenajes y que tanto te nombren, te valdría que te imitaran un poco, que copiaran tu justicia y humanidad, que sin palabrerías que se lleva el viento, a nivel mundial se empezara a ser como fuiste tu.
Descansarás en paz Nelson Mandela, qué duda cabe, aunque personalmente pienso que no lo harás del todo mientras no cambie en la tierra el sistema de explotación, mientras no se instalen en todo el universo regímenes de igualdad donde la riqueza no sea explotada por algunos y los más, mueren a diario envueltos en una miseria vergonzante que denigra la condición humana.
Ofrezco a tu recuerdo, mi admiración que nada vale, pero que no suelo otorgar a muchos humanos.