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domingo, 1 de diciembre de 2013

Dejó huellas

 
La caminata Un Paso por mi Familia fue un éxito. Las fotografías tomadas guardan para la historia el mar humano que peregrinó con una idea muy clara: Firmes en la fe.
En cada Diócesis vibró la vida. Fue un verdadero testimonio de presencia dignificante en una época en que quiere predominar el relativismo. Fue un sí a la esperanza de que una nueva sociedad está en gestación, aunque los dolores de parto parezcan ahogar en llanto a la criatura que vendrá.
Esta caminata puso de manifiesto el deseo inmenso del pueblo dominicano de tener familias estables que sean espacios vitales para que florezca la ternura, el compromiso solidario, el diálogo constructivo, y el crecimiento de los valores que jamás mueren.
Para fortalecer estos anhelos, las familias dominicanas necesitan del Estado las oportunidades de empleos para ganarse el pan dignamente, sin ser presas fáciles del clientelismo partidario y las dádivas que secuestran y esclavizan la libertad individual.
Que el Gobierno fomente el respeto a las leyes, declarando cero tolerancia contra aquellos que han hecho del robo un estilo de vida, aprovechándose del Erario público, enviando con esta conducta un mensaje negativo a nuestros niños y jóvenes.
Hay que continuar abonando el terreno de la honradez. Cons­truir las bases sólidas que nos permitan edificar una nueva sociedad sin el temor de ver hecho trizas los sueños de tener hijos/as sanos, con un creci­miento íntegro para así ser artífices de un futuro promisorio para todos.
Que Un Paso por mi Familia, en esta versión 2013, nos siga marcando el camino de la verdadera realización, y nos motive a llegar hacia aquellos hogares que todavía no han probado el dulce néctar de ver a sus hijos/as crecer en un ambiente de respeto, amor, diálogo y comprensión; valores esenciales para tener familias felices.