Se trata de Orquídea Guillot, una profesora de escuela, quien subió al púlpito, tomó un micrófono y ripostó en tono enérgico al cura Ramos acusaciones de éste contra ella, las autoridades municipales locales y otros munícipes.
El choque de la religiosa y el sacerdote acaparó la atención de todos los feligreses presentes en la misa, que se realizaba en Iglesia de los Sagrados Corazones de Jesús y María de aquí.
Guillot acusó al padre Nino Ramos de dañar reputaciones bien ganadas, al incurrir en pronunciamientos y acusaciones que caen en la difamación y la injuria, sin observar el daño y las consecuencias de sus ataques despiadados.
La profesora, acompañada de otros católicos que abandonaron la misa luego de la discusión, acusa al cura de dejar de ser un mensajero de Dios para convertirse en un persecutor de gente buena de la comunidad, sólo por razones políticas.
Entiende que el padre ha tomado el escenario de la iglesia, donde se va a escuchar la palabra de Dios, para hacer críticas injustas.
El padre había iniciado la misa arremetiendo contra algunos representantes locales del sector educativo y contra las autoridades de la alcaldía municipal.
Fue entonces cuando la profesora Guillot tomó la iniciativa y en actitud desafiante caminó hacia el púlpito y micrófono en mano inició un “dime y diretes” con el sacerdote ante la mirada atónica del público feligrés.
“A la Iglesia venimos a escuchar la palabra de Dios, no a hacer críticas injustas, y mucho menos a levantar calumnias a personas que solo le sirven al pueblo de Fantino”, dijo la educadora.
El enfrentamiento provocó que muchos de los asistentes a la misa se pararan de sus asientos y se marcharan, algunos indignados, según dijeron, porque la iglesia no debe ser escenario para una discusión de esa naturaliza.
“Aquí venimos a rezar, no a escuchar chismes que nada ayudan ni aportan a la sociedad”, manifestaron.
“Visitamos la Iglesia todos los sábados a escuchar y a buscar de Dios, no a criticar ni hacerse el gracioso”, insistía Guillot.
Aprovechó para denunciar que muchos de los feligreses han dejado de asistir a la iglesia por el manejo político que el sacerdote Ramos le da a sus intervenciones.
Llamó a los jefes de la Iglesia Católica a no permitir que los templos sean tomados como escenario para sacar provecho y capital político.