Semanas atrás, diversos medios de comunicación dentro y fuera de Ecuador reportaron la existencia de un elaborado mecanismo de lavado de dinero a través del cual empresas ecuatorianas exportaban contenedores vacíos a Venezuela utilizando el Sucre como medio de pago. El mecanismo funciona de la
(1) Una empresa ecuatoriana declara exportaciones a Venezuela por un valor muy superior al real. En otras palabras, estas exportaciones son ficticias. (2) El importador venezolano deposita en el Banco Central de Venezuela -o el órgano correspondiente-, bolívares al valor en Sucres de esa exportación. (3) El Banco Central de Venezuela registra luego un balance en Sucres a favor del Banco Central de Ecuador. El Banco Central de Ecuador considera este balance como parte de sus reservas de libre disponibilidad. (4) El Banco Central de Ecuador paga al exportador en dólares. (5) En muchos casos el exportador gira dichos dólares a paraísos fiscales tales como Suiza, Panamá o Hong Kong. (6) Unos 6 meses más tarde, el Banco Central de Venezuela paga al Banco Central del Ecuador los dólares correspondientes a la deuda en Sucres.
Tomando en consideración que Ecuador tiene como moneda de curso legal el dólar americano y por tanto su estabilidad monetaria depende fundamentalmente de suficiente provisión de dólares a sus reservas, el hecho de que el Banco Central de Ecuador registre como parte de sus reservas de libre disponibilidad los dólares producto de “exportaciones ficticias” a Venezuela, es decir, alrededor de mil millones de dólares anuales, o entre un 25-30 % de las reservas del Banco Central, tiene serias implicaciones para la estabilidad monetaria, financiera, comercial y macroeconómica del país.
El problema es que existen razones por las cuales Venezuela puede en cualquier momento dejar de pagar los saldos adeudos al Banco Central del Ecuador: después de 14 años de control de cambios y corrupción, el país se encuentra vacío de dólares. Segundo, ¿por qué habría Venezuela de cancelar lo adeudado proveniente de importaciones ficticias, en este escenario de escasez de divisas?
Además, otro de los mecanismos a través del cual Ecuador debería asegurarse la provisión de dólares indispensables para su estabilidad monetaria, es asegurar un flujo de creciente de exportaciones en general, y
Correa puede insistir que este otro hueco en la entrada de divisas será cubierto gracias al incremento de las operaciones comerciales con Venezuela y otros países vecinos. Lamentablemente, como ya explicamos, la falta de transparencia en estas exportaciones representa un riesgo inmensurable.
Mientras todo esto ocurre, el pasado 21 de Junio el GAFI (Grupo de acción financiera en contra del lavado de dinero) anunció que Ecuador no ha hecho suficiente progreso en la lucha contra el lavado de dinero. Ecuador comparte la lista del GAFI con países tales como Siria, Pakistan, Myanmar, etcétera. Así mismo, el GAFI anunció que de continuar haciendo caso omiso a las recomendaciones emitidas, Ecuador se vera sometido a represalias acordes con la gravedad de esta situación. En otras palabras, Correa podría estar llevando a su país a la peor lista del GAFI, en la cual sólo se encuentran Irán y Corea del Norte.
¿Hasta que punto puede una economía ser sostenida por flujos de divisas que no son transparentes? En el caso de Ecuador, debido a la dolarización, las reservas de libre disponibilidad no son ni más ni menos que los depósitos que todas las instituciones del sector público y las instituciones del sector bancario realizan en el Banco Central. Esto significa que la estabilidad monetaria, financiera, comercial y macroeconómica del Ecuador, depende en buena medida de capitales provenientes principalmente de exportaciones ficticias.