(VIS) Los jóvenes y todos los fieles adecuadamente preparados obtendrán la indulgencia plenaria, una vez al día y con las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa), aplicable en sufragio de las almas de los fieles difuntos, si participan en los ritos y ejercicios píos que tengan lugar en Río de Janeiro.
Los fieles con impedimento legítimo podrán obtener la indulgencia plenaria si -con las habituales condiciones espirituales, sacramentales y de oración, con el propósito de sumisión fiel al Pontífice Romano- participan espiritualmente en las sacras funciones en los días establecidos mientras éstas tienen lugar, a través de la televisión y la radio o con los nuevos medios de comunicación social.
Se concede la indulgencia parcial a los fieles, en cualquier lugar en el que se encuentren durante dicho encuentro, siempre que con ánimo contrito recen a Dios, concluyendo con la oración oficial de la Jornada Mundial de la Juventud e invoquen a la Bienaventurada Virgen María, Reina de Brasil, bajo el título de “Nuestra Señora de la Concepción Aparecida”, además de a los otros patronos e intercesores del mismo encuentro, para que impulsen a los jóvenes a que se refuercen en la fe y a llevar una vida santa.
Con el fin de que los fieles sean más fácilmente partícipes de estos dones, los sacerdotes, legítimamente aprobados para la escucha de las confesiones sacramentales, con ánimo dispuesto y generoso, deben aprestarse a recibirlas y proponer a los fieles oraciones públicas por el buen éxito de la Jornada Mundial de la Juventud.
Los fieles con impedimento legítimo podrán obtener la indulgencia plenaria si -con las habituales condiciones espirituales, sacramentales y de oración, con el propósito de sumisión fiel al Pontífice Romano- participan espiritualmente en las sacras funciones en los días establecidos mientras éstas tienen lugar, a través de la televisión y la radio o con los nuevos medios de comunicación social.
Se concede la indulgencia parcial a los fieles, en cualquier lugar en el que se encuentren durante dicho encuentro, siempre que con ánimo contrito recen a Dios, concluyendo con la oración oficial de la Jornada Mundial de la Juventud e invoquen a la Bienaventurada Virgen María, Reina de Brasil, bajo el título de “Nuestra Señora de la Concepción Aparecida”, además de a los otros patronos e intercesores del mismo encuentro, para que impulsen a los jóvenes a que se refuercen en la fe y a llevar una vida santa.
Con el fin de que los fieles sean más fácilmente partícipes de estos dones, los sacerdotes, legítimamente aprobados para la escucha de las confesiones sacramentales, con ánimo dispuesto y generoso, deben aprestarse a recibirlas y proponer a los fieles oraciones públicas por el buen éxito de la Jornada Mundial de la Juventud.