La Organización Mundial de la Salud ha presentado un indicativo sorprendente: Si una mujer muere asesinada, en el 38% de los casos fue víctima de su pareja. Lo ha hecho en el primer informe de carácter global que se presenta sobre la violencia de género. En Estados Unidos, el porcentaje de mujeres asesinadas en manos de sus parejas alcanza el 45%, y ni hablar de Reino Unido en el que el incidente se presenta en el 54% de los casos. Cifras muy altas para países desarrollados en los cuales hay un sinnúmero de entidades que brindan apoyo y protección a las mujeres y en los cuales se supondría que el gobierno protegería con leyes la violencia de genero.
Golpes, acoso y abuso sexual y ofensas psicológicas son algunos de los crímenes que se denuncian de cuando en vez, pero no siempre. Y ese es probablemente uno de los principales problemas. Muchas mujeres temen denunciar, otras denuncian y no reciben apoyo. Otra cifra preocupante: cerca del 35% de todas las mujeres experimentarán hechos de violencia ya sea en la pareja o fuera de ella en algún momento de sus vidas.
Este año el congreso de los Estados Unidos corroboró una ley sumamente importante. La ley de violencia de género. Es una ley que aloca fondos públicos a proteger y tratar a las víctimas. Por un momento se creyó que el congreso no la avalaría, es originaria de 1994 y como bien lo ha dicho el presidente Barack Obama es crucial para evitar y tratar los crímenes. Estuvo en la cuerda floja en 2012, cuando fue rechazada por los republicanos conservadores, que se opusieron a que se extienda la protección de la ley a las parejas del mismo sexo y a las personas indocumentadas que por ser maltratadas en algunos casos recibirían documentos.
He conocido muchos casos y muchas mujeres que han sido víctimas en los Estados Unidos, y me gustaría ilustrar el de una mujer argentina que acudió a el periodismo para que se conociera su historia. En su momento se reveló su información. Hoy prefiere vivir en la sombra. Ella era maltratada y violada por su esposo. Una relación tormentosa que tuvo con un americano. Se separa y su pareja en una corte le quita a su único hijo. El hombre, que tenía hasta una denuncia parecida de otra mujer le ganó el caso. Tenía mucho dinero, pagó los mejores abogados. Como este caso hay mil. Es inexplicable que a un hombre que tiene denuncias de violencia doméstica le dejen al hijo. Ese es el primer paso para que sucedan las tragedias.
La doctora Margaret Chan, directora general de la OMS, asegura que los hallazgos envían un mensaje poderoso: que la violencia contra las mujeres es un problema de salud mundial de proporciones epidémicas y que los sistemas de salud del mundo pueden y deben hacer más por las mujeres que sufren violencia. Estoy de acuerdo. Es un problema de salud pública, pero también es un problema de desigualdad de sexos y de dinero. En muchos casos las agencias del gobierno que dicen proteger a las mujeres funcionan, pero en muchos otros no dan la talla.
Si no, pregúntenselo a la armada norteamericana, que no es capaz ni de proteger a las mujeres que son violadas mientras sirven por su país. Este es tan solo otro ejemplo más.