Hoy, día no laborable, el pueblo dominicano y la Iglesia católica están de
fiesta, porque se celebra el Día de Corpus Christi, que signica el Cuerpo de
Cristo, festividad que nos recuerda la Santa Cena celebrada por el Señor el
Jueves Santo antes de su partida, en la cual convirtió el pan y el vino en su
cuerpo y en su sangre.
En nuestro país, esta fiesta de la Iglesia católica, consignada a celebrar la
eucaristía, se conmemora 60 días después del Domingo de Resurrección, que
generalmente cae todos los jueves siguientes al octavo domingo después del
Domingo de Resurrección.
Generalmente en los actos religiosos, se incluyen, además de las misas, la
exposición del Santísimo Sacramento en el centro del altar durante todo el día y
la bendición.
Hoy, Día de Corpus Christi, miles de devotos católicos asisten a las iglesias
para agradecer el amor de Dios y cumplir con la tradición religiosa celebrada
por este y otros países del mundo, en la cual se agradece el regalo más grande
que Dios le ha dejado a la humanidad, la eucaristía.
EL ORIGEN DE LA CELEBRACIÓN
La Festividad del Corpus Christi se
remonta a 1264, cuando el papa Urbano IV instituyó la fiesta con la intención de
que el pueblo cristiano redescubra el valor del misterio eucarístico .
Cuenta la Iglesia católica que este sacramento fue instituido por el mismo
Jesús el día de la última cena.
El mismo San Pablo lo explica en la Biblia: “Yo recibí del Señor lo mismo que
les transmití a ustedes: Que el Señor Jesús, la noche en que fue traicionado,
tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: ‘Este pan es mi cuerpo,
que por ustedes entrego; hagan esto en memoria de mí’. De la misma manera,
después de cenar, tomó la copa y dijo: ‘Esta copa es el nuevo pacto en mi
sangre; hagan esto, cada vez que beban de ella, en memoria de mí’. Porque cada
vez que comen este pan y beben de esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta
que él venga (1 cor 11:23-26).
La celebración del Corpus Christi es una manifestación religiosa que festeja
la presencia real de Jesucristo en la eucaristía, palpable en la Sagrada Hostia,
“el banquete del Señor”.